Narra Mateo
Llego a casa y apoyo las llaves del coche sobre el recibidor. Sin quitarme el abrigo paso directo a ver a Eva y agradezco a Malena que la ha hecho dormir. Veo varios cuentos en su mesita de noche, lo que me hace adivinar que hoy no ha sido tan fácil.
+ Gracias, Male.
M: Llamáme.
Respeta mi espacio despidiéndose con dos besos. No la he invitado a quedarse, porque no me apetece hablar ahora. Salgo a la terraza y respiro el aire gélido de la noche madrileña. Miro la ciudad iluminada bajo mis pies y aunque las vistas son bonitas no me siento capaz de disfrutar. Estoy preocupado por Malú. Dubitativo cojo el móvil y entro en nuestras conversaciones.
+ "No voy a rendirme. Necesito que hablemos"
Envío el mensaje y me armo de valentía. Ella no sabe la verdad, pero esta farsa tiene que acabar.
• Mateo.
Contesta a mi llamado más rápido de lo que me hubiese gustado. Si hubiese querido arrepentirme ya es demasiado tarde.
+ No puedo seguir con esto, Sebastián.
No pierdo el tiempo en cordialidades que no me interesan.
• ¿Otra vez con lo mismo?
+ Llevo meses intentando investigarla, pero no consigo nada.
Le hago razonar.
+ No soy la persona indicada para este trabajo.
• Mateo, yo no te he metido presiones de tiempo, y bien que podría hacerlo. No me vengas con moralidades ni te excuses con que no me convienes.
+ Sebas, ¿puedo darte un concejo de amigo?
Apelo a nuestros años de camaradería.
• Desembucha.
+ Déjalo estar. Olvídate de ella.
• ¿A ti se te ha ido la cabeza?
Me recrimina.
• ¿O que coño te pasa?
Siento el cabreo en su voz.
• España te está sentando mal, Mateo.
Sentencia acusador.
• Estas más débil e imbécil.
Bufa.
• ¿Qué no ves que esto no se trata de ella?
Inquiere agresivo.
• Podemos tener un hijo en común ¿y tú quieres que yo me olvide de Malú?
+ Ese bebé pudo nunca haber nacido.
Propongo, sintiéndome un cabrón por desear que así sea, pero la posibilidad de imaginarme a Malú siendo madre y que ha abandonado a esa criatura me parece imposible.
• Para eso te pago, Mateo.
Me recuerda como si fuese capaz de olvidarlo.
• Para que averigües si ese bebé llegó a nacer.
Suspiro contrariado. Que haya sido capaz de abortar me parece tan improbable como que pudiese abandonar a un hijo a su suerte.
• ¿Hace falta que Eva tenga que deambular entre diferentes familias de acogida para que conozcas la incertidumbre que se siente?
Desde el primer momento temí que Sebastián usara sus contactos en mi contra. Siempre supe que me tenía cogido por los huevos, porque cada uno de los llamados que hizo por mi sobrina fueron a mi favor y sabía que si conseguía enfadarle podría vengarse, pero esta es la primera vez que verbaliza la posibilidad de quitármela.
+ Por supuesto que no.
Trago saliva y con ella siento bajar también un nudo desde mi garganta.
+ Lo seguiré intentando.
Miento. No sé qué haré para contentar a Sebastián, pero traicionar a Malú, nunca.