Narra Malú
- No te entiendo.
Por más que intento no consigo hilar la conexión entre conocer a su sobrina y aquel "volver a equivocarse".
+ Malú.
Resopla agobiado.
- ¿Qué pasa?
Insisto en obtener una explicación. No me estoy enterando de nada.
+ Yo te quiero.
Confiesa entre tímido y avergonzado, haciendo que quiera comérmelo a besos ahora mismo.
+ O comienzo a hacerlo, y aunque nunca le pusimos nombre a lo nuestro, yo creía que estábamos empezando algo.
Admite sin atreverse a sostenerme la mirada.
+ Verte comerle la boca a Melendi fue más doloroso que una puñalada en el pecho.
Me sorprende su honestidad a la par que lo agradezco enormemente.
+ Y ahora no estoy preparado para abrirte mi vida de una manera tan expuesta.
Esta vez sus ojitos claros y profundos si se fijan en los míos.
+ Eva es lo más importante que tengo, y no quiero mezclar las cosas. He necesitado tiempo para decidirme a hablar contigo, pero ni siquiera estoy seguro de poder ser tu amigo.
Cojo una de sus manos entre las mías.
- Yo también te quiero, Martín.
Es mi turno de sincerarme.
- Pero yo si que lo hago como amigo.
Advierto.
- Puede que también como algo más.
Reflexiono.
- Te he echado mucho de menos.
Admito.
- Tus besos...
Le veo sonreír débilmente.
- Nuestras charlas, el sexo, y especialmente hablar contigo a todas horas.
Prometo. Le he echado tanto en falta que ni él se lo imagina.
- Pero yo no me enamoro, Martín.
Puede que escucharlo le duela tanto como presenciar aquel beso con mi mejor amigo, pero no quiero que tenga expectativas que jamás voy a cumplir.
+ Eso no es una decisión.
Me rebate.
+ Por más que lo intentes, no puedes controlar lo que sientes por una persona.
- Yo no siento nada.
Asevero.
+ Sabes que no es así.
Suspiro dándole la razón. Me contradigo a mi misma. Acabo de decirle que si que siento cosas por él.
- No siento como tú quieres que sienta.
+ Yo no quiero obligarte a sentir nada en particular.
Atrapa un mechón de mi pelo y lo coloca detrás de mi oreja, estremeciéndome con la delicadeza de su gesto.
+ Quiero demostrarte que puedes amar con locura.
Atrapa mi rostro entre sus manos.
+ Porque el amor es el sentimiento más hermoso del mundo, y aunque tú quieras negarlo, tienes un corazón muy bonito, en el que cabe todo ese amor que tú niegas ser capaz de sentir.
- Martín, te mereces alguien que sepa quererte.
Me abrazo a su cuello intentando retener las ganas tontas que me han entrado de llorar. Una parte de mi sabe que tengo razón, pero la otra necesita darle la oportunidad de curar aquella herida que Sebastián dejó diez años atrás.