Capítulo 151

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Narra Mateo

+ Que tramposa eres.

Me río a carcajadas. Perdí la cuenta de cuantas partidas llevamos pero mi contrincante es peor que Eva.

- No hago trampa, pero es que tú no sabes jugar.

Se defiende tirando el dado otra vez. Encuentra argumentos inexistentes para repetir su turno y avanzar más de la cuenta.

+ Pero si me toca a mí.

Protesto.

+ Inventas normas todo el rato.

- Que no, Martín. Así se ha jugado al parchís de toda la vida.

Celebra como una victoria personal cuando cae sobre el seis, olvidándose del azar.

+ Claro. Porque de niña te convenía seguir estas normas y nadie tuvo cojones para decirte que eran inventos tuyos.

Río al ver su gesto escandalizado.

+ Es que encima te picas, que morro tienes, tía.

Me quejo.

+ Luego yo no sé jugar.

Carcajeo. Me la estoy pasando en grande.

- Mañana podemos preguntarle a José, ya verás.

+ Lo dicho.

Mantengo mi posición.

+ Con lo santo que es tu hermano, mira si iba a contradecirte, pequeña demonio.

Creo que vamos empatados y no estoy seguro si prefiero dejarla ganar para ver su carita de felicidad ante el triunfo o llevármelo yo y picarla por enfurruñarse como si tuviera seis años.

- Me toca otra vez.

Se ríe. A mi solo me ha tocado avanzar dos casillas y ha sido durante nuestra riña.

+ ¿Tu has pensado en visitar grupos de apoyo?

La chincho.

+ En plan, como esos de alcohólicos anónimos, pero para jugadores compulsivos.

Explota en una carcajada que se convierte en música para mis oídos.

- Hijo mío, si tú no soportas perder no me digas que soy yo la que debiese visitar esos grupos.

Me saca la lengua ganando la partida.

- Si necesitas que te acompañe a ti a uno de esos, me lo dices y voy contigo.

Devuelve la pullita.

- Por cierto...

Me mira seria y se pone de pie.

- ¡He ganado!

Festeja haciendo el tonto con bailes y tarareando su victoria.

+ Es lo que tiene tener tan mal perder.

Me hago el comprensivo, hablándole con serenidad.

+ Terminas por asustar al contrincante y te deja ganar.

Ríe.

+ Pobrecillo José, las que debe de haber aguantado.

Me apiado de él en voz alta.

- Ya, ya. Excusas.

Se burla y vuelve a vitorearse, tropezando con algo y a punto de caerse, pero soy más rápido y le sirvo de apoyo para evitarlo.

- Gracias.

Me mira nerviosa. Hemos quedado demasiado cerca. Sus ojos bajan a mis labios y se separa rápidamente.

+ ¿Vamos a hablar?

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