Narra Malú
Me despierto encontrándome mejor. He pasado una noche horrible por culpa de la fiebre y las pesadillas. Para Martín ha sido incluso peor, porque ha estado en vela cuidándome todo el rato.
+ Buenos días.
Murmura con el sueño en vigilia, ha sido moverme para acomodarme mejor y volver a desvelarle.
- Shhh, lo siento.
Apoyo mi mano es sus labios dispuesta de dejarle descansar, pero es en vano.
+ ¿Cómo te encuentras?
- Mucho mejor.
Sin fiarse de mi, apoya su mano en mi frente.
+ Sí. Te ha bajado la fiebre.
Constata.
- Gracias por cuidarme toda la noche.
Le miro sincera.
- Cuando me pongo mala soy una pesada.
+ Y cuando no estás mala...
Se ríe picándome. Abro la boca para protestar, pero un beso inesperado me calla.
- Martín...
Le llamo para que me mire. Aún tiene los ojos cerrados tras el baile de nuestras lenguas.
+ ¿M?
Un pequeño ruido me confirma su atención. Mis ojos se clavan en los suyos y aunque quiero decírselo desde hace varios días, se me atragantan las palabras.
- Voy a ducharme para bajar a desayunar. Tengo hambre.
Termino por romper el silencio.
+ Me parece bien.
Me encierro en el baño frustrada y abro el grifo para que el agua se tempere. No tardo demasiado y mientras yo me arreglo, él aprovecha su turno para ducharse también.
- ¿Te espero?
Pregunto. No sé si lo mejor será aparecer juntos. No me apetece que el equipo saque conclusiones.
+ Como quieras.
Se encoge de hombros. A él no le importa, pero agradezco mucho que respete mi necesidad de mantener lo nuestro solo para nosotros y unas poquitas excepciones.
- Mejor voy bajando.
Decido.
+ Vale.
Me acerco a besarle antes de salir de la habitación y cuando me separo de él aprovecha para dejar una palmada traviesa en mi culo.
- Oye.
Finjo molestarme.
+ Solo quería comprobar que llevabas el móvil en los vaqueros.
Me echo a reír por la pésima excusa. Será tonto. Bajo al bufete y empiezo a salivar. Todo se ve riquísimo, pero después de la noche que pasé me decanto por algo liviano y café. Eso último no me puede faltar.
Y: Buenos días, jefa.
Yaiza pasea conmigo eligiendo su desayuno. Un par de minutos después nos sentamos juntas a disfrutar.
Y: Lo bueno que está ese tronco.
Interrumpe nuestra conversación banal obligándome a girarme. Me atraganto cuando veo que quién entra es Martín.
Y: Le he puesto el ojo encima desde el primer día, pero ni puto caso.
Se lamenta haciéndome sentir incómoda. ¿Cómo que Yaiza mira a mi chico?
- ¿Te gusta Martín?