Unos días después.
P: Malú, hija, estás desaparecida.
Protesta mi madre al teléfono. Casi siempre la llamo antes de dormir. Me gusta saludarla y saber como le ha ido el día.
- Yo también te echo de menos, mamá.
P: ¿Qué tal ha ido la entrevista de hoy?
He hecho una twitcam con mi gente.
- No era una entrevista.
Le recuerdo risueña. Intenté explicarle varias veces de que va, pero insiste en que es demasiada tecnología para que lo pueda entender.
P: Bueno, la entrevista esa con los fans.
Se corrige enterneciéndome.
- Bien. No ha faltado el listillo que hace preguntas impertinentes, pero ha sido divertido.
P: ¿Pero como va a entrevistarte cualquier insensato?
Se me escapa una carcajada.
- No me entrevistan, mami.
Vuelvo a explicarle.
- Ellos escriben preguntas y yo contesto a lo que alcanzo a leer.
P: Estas cosas raras que hacéis los jóvenes.
Creo que sigue sin pillarlo.
P: Mejor cuéntame, ¿Cómo te va con Martín?
- Bien.
Sonrío como una tonta al hablar de él.
P: A ver cuando os venís a casa, que ya va siendo hora, Malú.
- Vale.
Accedo. Ya estuvimos juntos allí en mi cumpleaños por lo que frente a ella no hace falta ocultarnos, ademas se han visto varias veces en los recintos y mi madre lo aprueba desde el primer momento.
- Déjame hablar con él.
Tampoco voy a obligarle, y puede que ir solos a la casa de su suegra le de corte.
P: Tu avísame que yo preparo un puchero y la tortilla de patatas que tanto te gusta.
- Gracias, mami.
P: Y tendrás que decirme que come él.
- Lo que sea, mamá.
Jamás le he visto negarse al algún plato, y estoy segura que la mano de mi madre va a conquistarlo.
P: Venga niña, que me hace ilusión teneros aquí. No voy a consentirte solo a ti, si el invitado es él.
Me sermonea con el tono de voz.
- En serio, mamá. Lo que cocines le gustará.
...
..
- Hola.
Me monto en su coche. Hace un par de días, después de cortar con la Pepi le he comentado sobre su invitación y no ha dudado en aceptar. Hoy acabamos pronto de currar, por lo que cenaremos allí.
- ¿Nervioso?
Pregunto dejando un pico en sus labios.
+ Un poco.
Confiesa con una sonrisa torcida.
- Ya la tienes ganada.
Confieso entrelazando nuestras manos por sobre su pierna.
Hacemos el trayecto contándonos varias cosas, tarareando las canciones que más nos gustan de la radio y en silencios cómodos.
- Es aquí.
Anuncio. Solo ha venido una vez y no conducía él.
+ Vamos al lío.
Se ríe nervioso.
- Mucha mierda.
Le sigo el rollo divertida, dejando un beso en sus labios y quedándome con ganas de más.
- Mamá, ya estamos aquí.
Uso mi juego de llaves para entrar.
P: Niños.
Viene a recibirnos.
+ Hola Pepi.
Le da dos besos y yo me parto cuando mi madre los remplaza por un abrazo que podría recolocarle todas las vertebras.
- Que yo también existo, ¿eh?
Reclamo su atención.
P: A ti te tengo muy vista.
Se burla achuchándome entre sus brazos.