Llevo horas dando vueltas en la cama sin poder dormir. Los recuerdos de la risa de Malú resuenan en mi cabeza. También aparece la imagen de su mirada comprensiva cuando le he contado sobre Alex. Su ilusión al hablar de algo que le gusta tampoco pasa desapercibido en mi mente.
+ Me estás comiendo el coco, señorita.
Murmuro bajito, hablándole a ella, que seguramente duerme plácida en su cama y no puede oírme. Hemos pasado un buen rato juntos y una sonrisa curva mis labios al recordarlo.
E: Mateo, I'm scared. (Tengo miedo).
Eva aparece a las corridas en mi habitación.
+ ¿Has tenido una pesadilla?
E: Sí.
Se deja cobijar por mis brazos, y su respiración empieza a calmarse cuando dejo un par de besos en su precioso pelo rubio.
+ A ver...
La invito a contarme que es eso que le roba la calma.
E: ¿Y si contándotela se vuelve realidad?
+ Eso no es así, Eva. Los sueños son solo eso, sueños.
E: A veces se cumplen.
+ No las pesadillas.
Sentencio enternecido por la ingenuidad de mi pequeñaja que tiene una lista más larga de sueños que de regalos para los reyes magos. Yo he dejado de creer en ellos. La vida me ha obligado a hacerlo.
E: We were in Miami. At home. With dad. (Estábamos en Miami. En nuestra casa. Con papá).
Me cuenta con el ceño fruncido.
E: Yo estaba contenta que por fin se había curado, y volvía a vivir conmigo.
La escucho atento.
E: Pero papá no quería quedarse, Mateo.
Sus ojitos empiezan a inundarse.
E: He yelled at you, angry. (Te gritaba, enfadado).
+ ¿Qué me gritaba, cariño? ¿Qué me decía papá?
E: Que tu eras mucho mejor que él. Que él no podía cuidarme como tú. Que yo te necesitaba a ti y por tu culpa ya no estaría bien con él.
Acaricio sus mejillas empapadas, arrastrando algunas lagrimas con las yemas de mis dedos.
E: Yo le juraba que iba a volver a hacerlo bien, que yo podía enseñarle a ser el mejor papá del mundo. Que yo necesitaba estar con él, porque yo te quiero mucho, Mateo.
Me mira llena de timidez.
E: Pero él es mi papá.
+ Claro que lo es, cariño.
E: ¿Tu crees que va a volver a abandonarme?
+ No.
Aseguro.
+ Alex solo quiere protegerte Eva. Papá no te ha abandonado nunca, princesa.
Le explico. Sé lo dura que es su ausencia para la niña.
+ Está ingresado porque se está curando, para poder cuidarte bien.
Vuelvo a repetirle. Siempre que hablamos de su padre lo hago.
+ Pero el no te ha abandonado.
Insisto.
E: ¿Y mamá? ¿por qué ella si me abandonó?