Capítulo 159

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P: ¡Niña, por Dios!

Me recibe el grito de mi madre.

P: Que casi llamamos a la policía.

Ruedo los ojos, tan exagerada como siempre la Pepi.

P: ¡Menudo susto nos has dado! ¿Se puede saber a donde te habías metido?

Me encojo de hombros.

- Salí a dar una vuelta y se me fue el tiempo.

Me mira suspicaz y ya sé que la respuesta no ha colado. No me esperaba encontrarla aquí ni tampoco he tenido tiempo de idear una excusa creíble.

P: Ya, con el pijama y sin móvil.

- Ya te vale, mamá.

Ignoro la carcajada que no ha podido aguantarse y paso a recoger mis cosas, maldiciendo en silencio por tener todo tirado y verme obligada a demorarme en ordenar bajo su escrupulosa mirada.

P: ¿Quién es?

- Nadie.

P: Y yo nací ayer.

Hago caso omiso a su comentario y sigo guardando mis cosas.

P: ¿Es del equipo o un chiquillo que conociste por allí?

- No seas cotilla, mamá.

P: ¿Cuándo vas a presentármelo?

La fulmino con los ojos. Ella oculta una sonrisa mirándome con guasa.

- No es lo que crees y no voy a presentarte a nadie.

P: Ay hija, con lo que me gusta a mi verte contenta. ¿Cuándo vas a enamorarte y empezar a vivir?

Se lamenta.

- Pues creo llevar viviendo veintiocho años.

Hago una mueca de desaprobación. Que cansina es a veces.

- Y no sé de donde sacas que tengo que enamorarme para vivir o ser feliz.

P: Vale. Tú sabrás.

Se da por vencida y creo conseguir que deje de sonsacarme.

P: Malú.

Acapara mi atención. Ya no esta en modo burlón, lo que anuncia tormenta.

P: No quiero arruinarte el día, pero...

- Desembucha y no me pongas nerviosa.

Le interrumpo suplicante.

P: Me ha llamado tu padre varias veces.

Un quejido se me escapa.

P: Está preocupado. Dice que llevas días sin contestarle el teléfono ni a sus mensajes.

- ¿Ahora si se preocupa por mi?

Arremeto irónica.

- Dile que puede irse a tomar por culo.

Espeto de malas maneras.

- Y si no te acomoda pasarle el recado, pues invéntate algo.

Propongo.

- Que estoy liada o igual que para él me acabo de morir.

No pienso volver a hablar con ese hombre en toda mi vida.

P: No digas tonterías.

- Estoy lista.

Cierro la maleta y salgo de la habitación del hotel zanjando el tema.

P: José también me ha comentado que estás rara.

Piensa que estás sobrecargada con la gira.

- Mejor así. Ya se le pasará.

Advierto.

- Sabes que si se entera de la verdad puede llenarle la cara de hostias al gilipollas que nos tocó tener de padre.

P: Malú, por Dios, no hables así.

Me regaña como si tuviera seis años.

- Mamá, para mi Pepe de Lucía está muerto.

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