P: ¡Niña, por Dios!
Me recibe el grito de mi madre.
P: Que casi llamamos a la policía.
Ruedo los ojos, tan exagerada como siempre la Pepi.
P: ¡Menudo susto nos has dado! ¿Se puede saber a donde te habías metido?
Me encojo de hombros.
- Salí a dar una vuelta y se me fue el tiempo.
Me mira suspicaz y ya sé que la respuesta no ha colado. No me esperaba encontrarla aquí ni tampoco he tenido tiempo de idear una excusa creíble.
P: Ya, con el pijama y sin móvil.
- Ya te vale, mamá.
Ignoro la carcajada que no ha podido aguantarse y paso a recoger mis cosas, maldiciendo en silencio por tener todo tirado y verme obligada a demorarme en ordenar bajo su escrupulosa mirada.
P: ¿Quién es?
- Nadie.
P: Y yo nací ayer.
Hago caso omiso a su comentario y sigo guardando mis cosas.
P: ¿Es del equipo o un chiquillo que conociste por allí?
- No seas cotilla, mamá.
P: ¿Cuándo vas a presentármelo?
La fulmino con los ojos. Ella oculta una sonrisa mirándome con guasa.
- No es lo que crees y no voy a presentarte a nadie.
P: Ay hija, con lo que me gusta a mi verte contenta. ¿Cuándo vas a enamorarte y empezar a vivir?
Se lamenta.
- Pues creo llevar viviendo veintiocho años.
Hago una mueca de desaprobación. Que cansina es a veces.
- Y no sé de donde sacas que tengo que enamorarme para vivir o ser feliz.
P: Vale. Tú sabrás.
Se da por vencida y creo conseguir que deje de sonsacarme.
P: Malú.
Acapara mi atención. Ya no esta en modo burlón, lo que anuncia tormenta.
P: No quiero arruinarte el día, pero...
- Desembucha y no me pongas nerviosa.
Le interrumpo suplicante.
P: Me ha llamado tu padre varias veces.
Un quejido se me escapa.
P: Está preocupado. Dice que llevas días sin contestarle el teléfono ni a sus mensajes.
- ¿Ahora si se preocupa por mi?
Arremeto irónica.
- Dile que puede irse a tomar por culo.
Espeto de malas maneras.
- Y si no te acomoda pasarle el recado, pues invéntate algo.
Propongo.
- Que estoy liada o igual que para él me acabo de morir.
No pienso volver a hablar con ese hombre en toda mi vida.
P: No digas tonterías.
- Estoy lista.
Cierro la maleta y salgo de la habitación del hotel zanjando el tema.
P: José también me ha comentado que estás rara.
Piensa que estás sobrecargada con la gira.
- Mejor así. Ya se le pasará.
Advierto.
- Sabes que si se entera de la verdad puede llenarle la cara de hostias al gilipollas que nos tocó tener de padre.
P: Malú, por Dios, no hables así.
Me regaña como si tuviera seis años.
- Mamá, para mi Pepe de Lucía está muerto.