Capítulo 93

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Narra Mateo

Verla ha dolido, como un cuchillo en el pecho. Especialmente al darme cuenta que se ha preocupado por mi, sabiendo que en realidad eso no significa nada.

+ ¿Quién te entiende, Malú?

Bufo malhumorado en el coche.

+ Male, ¿Cómo sigue Eva?

Marco el número de mi nueva vecina de puerta. Malena llegó hace poco más de un mes a Madrid desde Buenos Aires buscándose la vida y Eva ha hecho buenas migas con ella desde el primer día que vino a pedir azúcar. Ella necesita el dinero y yo una niñera en la que pueda confiar.

Ma: No le baja la fiebre.

+ Vale, estoy de camino.

Ma: No corras, se ha dormido en tu cama.

+ Ya, pero tú querrás irte a casa.

Nos pasamos la noche juntos en mi piso. Eva no se encontraba bien desde la tarde y yo tuve algunos recados. Cuando volví a casa la invité a que se quedara a cenar con nosotros y la charla se nos alargó hasta las tantas.

Ma: Estoy bien, Mateo.

Me despido de ella y pongo algo de música que intenta distraerme hasta que aparco junto al portal.

+ Mi niña.

Me encuentro a la pequeña acurrucada sobre las piernas de Malena en mi cama, recibiendo caricias en su pelo dorado.

E: Me encuentro mal.

Se queja sin apenas voz.

+ Ya, princesa.

Instintivamente toco su frente comprobando si tiene fiebre, Male iba a darle dalsy dentro de poco, pero tendremos que apurarlo.

+ Estás ardiendo.

Ma: ¿Te preparo la bañera?

+ Sí.

Agradezco la ayuda y me quedo con la enana hasta que Malena me avisa que ya puedo meterla en el agua.

+ ¿Estas mejor?

E: Un poco.

Mojó su carita con mi mano. La dejo descansar y veo a mi nueva amiga apoyada en la puerta mirándonos.

Ma: Eva tiene suerte de tenerte.

Murmura moviendo los labios ante mi mirada inquisitiva. En pocos días nos hemos confesado toda nuestra vida.

+ Voy a ponerle el pijama.

Me excuso sacando a la pequeña que apenas habla de la bañera.

E: Mateo, quiero que te quedes esta tarde conmigo.

Me pide.

+ Claro que si, pequeñaja.

Prometo no separarme de ella.

E: Y Male también.

+ Vamos a preguntarle qué planes tiene para esta tarde.

E: ¡Male!

La llama a gritos desde su habitación. Vaya que si le ha servido pasar un rato por el agua tibia.

E: ¿Te quedas con nosotros?

Tira de su carita de ángel. Sabe que nadie puede negarse a ella.

Ma: Si me lo pedís así...

Se echa a reír.

E: ¿Podemos hacer un maratón de pelis de Disney?

+ Tu si tienes morro.

Ruedo los ojos.

+ Id eligiendo, voy a preparar la comida.

Ma: ¿Le hacemos bancarse todas las de princesas?

Las escucho reír cómplices.

E: Sí.

Festeja traviesa.

Ma: Elegí vos primero, después me toca a mí.

Propone.

E: ¡Enredados!

Me es inevitable reír. Se la sabe de memoria, pero le hace ilusión ver una peli en que la protagonista es su inseparable muñeca.

Ma: Voy a echarle una mano a Mateo.

+ No te necesito.

La pico sin girarme. Estoy cortando las verduras.

Ma: Solo ha sido una excusa para venir a chusmear.

Me sigue el rollo cogiendo otro cuchillo para imitarme.

Ma: Todavía no me contas ¿Cómo te fue con Malú?

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