Narra Mateo
+ "En la tuya. Soy el malo en tu vida, Malú"
Pienso silencioso.
+ "Que cada día me interesa más saber de ti, que te convenzo para que seas mi amiga, que busco tus intimidades y solo te estoy engañando, porque para eso recibo un sueldo"
Quisiera confesarle. Confiarle toda la verdad dejando atrás esta puñetera investigación y ser amigos de esos que están para todo. Pero no, no puedo.
+ No lo sé.
Miento.
+ Pero seguro para alguien soy el mayor hijo de puta que puede llegar a existir.
- Si tu teoría es cierta, también debiésemos ser la salvación en la vida de alguien, ¿no crees?
Me pregunta con una sonrisa tímida, pero preciosa.
- En plan, no me parece justo que solo podamos ser lo peor que le ha pasado a alguien, creo que merecemos ser lo mejor también, ¿no?
+ Yo creo que tú eres lo mejor que le ha podido pasar a mucha gente.
Prometo.
+ Con tus canciones.
Aclaro.
+ La música cura el alma.
- Sí.
Su respuesta viene imbuida en inseguridad.
- Pero me cuesta creer que de verdad sea mi música la que hace la diferencia en la vida de una persona.
+ ¿Nunca te lo han dicho?
- Millones de veces, pero la gente exagera.
Se encoge de hombros.
- Aunque igualmente me hace sentir que todos los esfuerzos que hago merecen la pena.
+ Yo me sé de alguien a quien le has ayudado mucho.
Me mira ojiplática.
- No me digas que eres mi fan.
Ruega nerviosa, enterneciéndome.
+ No. Lo siento.
Me disculpo intranquilo. Aún no nos conocemos demasiado y lo que menos quisiera es que se vaya de aquí ofendida.
- Pues debieses.
Ríe aliviada y su actitud me sorprende, tranquilizándome a mi también.
- Tienes muy mal oído, guapo.
Me pica haciéndose la chula.
+ Igual ahora que somos amigos acabo colgando tu foto en mi pared.
Le sigo el rollo ganándome un manotazo en el hombro.
- Eres tonto.
+ No descarto la idea.
La hago reír. Que bonita y fresca es su risa. Cuanto me gusta ser yo quien la provoque.
- Oye.
Vuelve a ponerse seria, y sus ojitos me miran con timidez.
- ¿De verdad mi música ha ayudado a alguien que conoces?
+ Y tanto.
- ¿Quién es?