Capítulo 90

117 13 4
                                    

+ Sebas.

Saludo a mi amigo con cariño. No es perfecto, cree que todo puede conseguirlo con dinero y eso me pone negro, pero al final, nunca me ha fallado. Sebastián no me ha mentido. Sebastián ha estado para mi en los peores momentos de mi vida, y aunque a veces me deje dominar por la rabia al recordar cuánto ha cambiado, debo admitir que siempre está. A veces con una palabra y otras con la chequera, lo que me ha alejado de él, pero los verdaderos amigos no abandonan, y él jamás lo ha hecho.

• ¿Mateo, que allí es muy tarde, estás bien, colega?

Pregunta preocupado. A estas horas no esperaba mi llamada.

+ Sí.

Miento. No puedo decirle que la misma persona a la que estoy investigando para él me ha roto el corazón porque me he pillado de ella como un jodido idiota.

• ¿Qué ocurre?

+ Tengo algo de información, aunque no demasiada.

• ¿Qué sabes del bebé? ¿nació? ¿le ha dado en adopción? ¿Dónde está?

Me bombardea a preguntas sin que pueda responder a ninguna de ellas.

+ Que va, Sebastián, ya te he dicho que no es mucho lo que he podido investigar.

• Ya Mateo, ¿Qué es lo que sabes?

+ No habla de ese tema. Con nadie.

• Pero para eso te estoy pagando, tío, para que averigües lo que nadie puede averiguar.

Ataca desesperado.

+ Lo sé, estoy en ello.

Intento apaciguarle.

+ Fuiste su único amor.

Le cuento, traicionando a la que hasta hace un rato creía mi amiga. Y algo más que eso también. Algo que no llegó a ser, pero que en una de nuestras charlas de confesiones y vino, pude investigar, aunque en aquel momento decidí guardarle el secreto.

+ Todos los demás han sido pasajeros. Eres el único hombre al que realmente ha querido en toda su vida.

• ¿Cómo lo sabes?

+ Estoy haciendo mi trabajo.

• Bien. Quiero que sigas ganándote su confianza hasta que demos con esa criatura, Mateo.

+ Te lo prometo.

Sebastián siempre me ha ayudado en todo. Y no, no puedo fallarle.

• Me estoy volviendo loco.

Confiesa abatido.

• Necesito confirmar que soy papá.

Su voz se rompe.

• Y saber dónde está mi hijo.

+ Sebas...

• ¿Qué?

+ ¿Qué sientes sabiendo que fuiste al único hombre al que quiso?

Pregunto interesado en los sentimientos de mi amigo y dolido por no haber conseguido lo mismo que él.

• Yo también la quería, Mateo.

Resopla.

• La quería con locura.

+ ¿Y ahora?

• Sabes que no. Han pasado diez años.

+ Pero no os habéis vuelto a ver.

Insisto.

• ¿Te habló de mi?

+ No dijo tu nombre. Tan solo que estuvo muy enamorada cuando era una niña.

• Ya.

+ ¿Qué pasaría si la vieras?

• No podría dejar de culparla por privarme de nuestro hijo...

Todos los secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora