+ Sebas.
Saludo a mi amigo con cariño. No es perfecto, cree que todo puede conseguirlo con dinero y eso me pone negro, pero al final, nunca me ha fallado. Sebastián no me ha mentido. Sebastián ha estado para mi en los peores momentos de mi vida, y aunque a veces me deje dominar por la rabia al recordar cuánto ha cambiado, debo admitir que siempre está. A veces con una palabra y otras con la chequera, lo que me ha alejado de él, pero los verdaderos amigos no abandonan, y él jamás lo ha hecho.
• ¿Mateo, que allí es muy tarde, estás bien, colega?
Pregunta preocupado. A estas horas no esperaba mi llamada.
+ Sí.
Miento. No puedo decirle que la misma persona a la que estoy investigando para él me ha roto el corazón porque me he pillado de ella como un jodido idiota.
• ¿Qué ocurre?
+ Tengo algo de información, aunque no demasiada.
• ¿Qué sabes del bebé? ¿nació? ¿le ha dado en adopción? ¿Dónde está?
Me bombardea a preguntas sin que pueda responder a ninguna de ellas.
+ Que va, Sebastián, ya te he dicho que no es mucho lo que he podido investigar.
• Ya Mateo, ¿Qué es lo que sabes?
+ No habla de ese tema. Con nadie.
• Pero para eso te estoy pagando, tío, para que averigües lo que nadie puede averiguar.
Ataca desesperado.
+ Lo sé, estoy en ello.
Intento apaciguarle.
+ Fuiste su único amor.
Le cuento, traicionando a la que hasta hace un rato creía mi amiga. Y algo más que eso también. Algo que no llegó a ser, pero que en una de nuestras charlas de confesiones y vino, pude investigar, aunque en aquel momento decidí guardarle el secreto.
+ Todos los demás han sido pasajeros. Eres el único hombre al que realmente ha querido en toda su vida.
• ¿Cómo lo sabes?
+ Estoy haciendo mi trabajo.
• Bien. Quiero que sigas ganándote su confianza hasta que demos con esa criatura, Mateo.
+ Te lo prometo.
Sebastián siempre me ha ayudado en todo. Y no, no puedo fallarle.
• Me estoy volviendo loco.
Confiesa abatido.
• Necesito confirmar que soy papá.
Su voz se rompe.
• Y saber dónde está mi hijo.
+ Sebas...
• ¿Qué?
+ ¿Qué sientes sabiendo que fuiste al único hombre al que quiso?
Pregunto interesado en los sentimientos de mi amigo y dolido por no haber conseguido lo mismo que él.
• Yo también la quería, Mateo.
Resopla.
• La quería con locura.
+ ¿Y ahora?
• Sabes que no. Han pasado diez años.
+ Pero no os habéis vuelto a ver.
Insisto.
• ¿Te habló de mi?
+ No dijo tu nombre. Tan solo que estuvo muy enamorada cuando era una niña.
• Ya.
+ ¿Qué pasaría si la vieras?
• No podría dejar de culparla por privarme de nuestro hijo...