Capítulo 123

86 12 3
                                    

Apuro el contenido del botellín de un solo trago, deseando más alcohol en mi cuerpo.

+ No te enfurruñes.

Ríe atrapando mi cara con toda la palma de su mano, rodeándola con sus dedos.

- Te estoy dando ventaja.

Me aparto con desazón.

+ Que va, estás picada.

- Que no.

Lo fulmino con la mirada.

+ Vale, vale.

Acepta burlón mirando las bolas. Solo quedan dos y el ha apuntado casi todas.

+ Su turno, señorita cara de pocos amigos.

Ríe divertido, aumentando mis ganas de matarle.

- Que te den.

Me posiciono con el taco en la mano y sus brazos me rodean sorpresivamente, dispuestos a ayudarme.

- Quita.

Le obligo viéndome aún más frustrada cuando el golpe que consigo darle a la blanca la hace girar sin rumbo. Martín en cambio consigue acabar rápidamente, encestando sin titubear.

+ Ven aquí.

Abre sus brazos para acunarme.

+ No me seas agonías.

Ríe, pero me dejo hacer.

+ Que es solo un juego.

Me recuerda. El todavía no sabe cuánto odio perder.

+ Para ti es la primera vez y yo llevo años jugando.

- Tramposo.

Me quejo.

- Por eso me has traído aquí.

Se echa a reír.

+ Pareces una niña de siete años ofuscada por una partida de monopolios.

Carcajea y deja un beso en mi sien. No he querido separarme de su abrazo. Me gusta como me siento entre ellos.

+ Te he traído aquí para que pienses en mi cada vez que veas un billar.

Su confesión me hace mirarle.

+ Quiero llenarte de primeras veces y momentos bonitos, Malú.

Bajo la mirada. No sé qué decir.

+ ¿Bueno, qué, te doy otra paliza?

Corta el hierro.

- Ni de coña, tronco.

Niego segura.

- Que la dignidad todavía me queda intacta.

+ Que buen perder tienes.

Se burla irónico.

- Lo tuyo es valentía.

Le miro desafiante.

- Atreverte a ganarme... ¡hay que ver!

+ Estás fatal.

Ambos nos reímos mirándonos con complicidad.

- ¿Cómo vas a reclamar tu victoria?

Merezco saber lo que me toca. Yo hubiese acabado en la cama, desnudos y satisfechos, pero Martín ya me ha dicho que el no lo hará.

+ Ponte el abrigo.

Me tiende la prenda y hace lo propio con el suyo.

- ¿A dónde vamos?

+ Es una sorpresa.

- ¡Martín!

Refunfuño.

- Quiero saberlo.

Me mira dubitativo, aunque hay un brillo canalla en sus ojos.

+ Ven.

Me acerca a su oído.

+ No pienso decírtelo.

Todos los secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora