Siempre he odiado la manera en la que mi hermana tiene un sexto sentido para intuir las cosas y acertar sin fallos, pero su don me viene peor que nunca.
+ ¿Tanto se nota que no me aguanta?
Río falsamente, quitándole hierro al asunto de manera irónica.
El: ¿Que tienes con Malú, Mateo?
+ Elena, se te está yendo la olla.
Señalo el coche. Martina la espera en el asiento del copiloto y Eva desde atrás no puede dejar de sonreír.
+ Deja de fantasear y llévatelas a casa.
El: Como me estes mintiendo te juro que te voy a matar.
Me da un beso en la mejilla y ocupa su lugar, frente al volante.
Me quedo mirando el coche desaparecer, con las manos en los bolsillos y gesto reflexivo.
Narra Malú
Le espero en mi camerino dándome una ducha. Necesito sacarme el mono ajustado del concierto y ponerme ropa cómoda y suelta. Ahora que la adrenalina empieza a bajar, vuelvo e encontrarme mal.
Cuando salgo vestida y con el pelo empapado, dispuesta a peinarlo lo encuentro sentado en el sofá.
+ Tu tienes ganas de llorar o mucha fiebre.
Adivina mirándome a los ojos y poniéndose de pie para llegar a mí. Con sus labios comprueba la temperatura de mi frente y asiente haciéndose con la razón.
- Me duele la cabeza y la tripa.
Confieso abrigándome con lo que pillo.
- Tengo mucho frío.
Subo la cremallera del plumas hasta arriba.
- Necesito tumbarme.
+ Estás ardiendo.
Advierte.
+ Vamos al hotel. Come algo, te tomas una pastilla y a dormir.
No me veo con fuerzas para discutir mi falta de apetito, por lo que solo me encamino al coche arrastrando los pies. Manu nos espera fuera.
Las curvas del camino consiguen que mi situación empeore, empiezo a marearme y nada más llegar a la habitación corro al baño, echándolo todo en el váter.
- Joder.
Me quejo agobiada. Los días de concierto no como mucho, pero sí que he vomitado un montón, quedándome mustia, incapaz de incorporarme para llegar hasta la cama. Si lo hago voy a desmayarme.
- Martín, ¿me ayudas?
He tenido el detalle de cerrar la puerta, y ahora que le llamo con un hilo de voz, no sé si va a oírme.
- ¡Martín!
Subo un poco el volumen, consiguiendo que entre, pero el esfuerzo me ha provocado otra gran arcada que me obliga a girarme para devolver.
+ ¡Malú!
Espantado se pone de cuclillas, sujetándome el pelo y acariciando mi espalda mientras no dejo de vomitar.
- Ayúdame a pararme.
Le ruego con los ojos llenos de lágrimas. Me enjuago la boca y me dejo guiar hasta la cama, donde nada más apoyarme me quedo dormida.