M: Malú...
- No me hagas caso.
Me pongo de pie con prisa sin permitirme flaquear. El llanto acecha y me juré no volver a derramar una sola lágrima por él.
- Es que estoy agotada, anoche salimos y estoy de empalme.
Me excuso.
M: Malú, siéntate allí.
Señala la misma silla que acabo de abandonar. Atrapa mis manos entre las suyas y me habla lleno de ternura.
M: Eres mi mejor amiga.
Me recuerda.
M: Un pedazo de mujer que tú misma no sabes valorar.
Asegura obligándome a bajar la mirada. ¿Cómo puede hablarme así de bonito?
M: Y una cobarde.
Levanta mi mentón para que nuestras miradas vuelvan a encontrarse, aunque yo siga ruborizada.
M: Sebastián es un capullo.
En eso le doy la razón.
M: Pero vas a comunicarte con él, ¿Vale?
- No.
Me niego rotunda.
M: Sí. Yo estaré contigo si hace falta, pero vais a reencontraros, y acabar con esa puta historia que no deja de hacerte daño.
- No quiero, Melendi.
Me rehuso.
- Ni tampoco hace falta. Sebastián es cosa del pasado.
Prometo.
- Me he puesto tontorrona porque llevo veintinueve horas sin dormir.
Insisto.
- Y Martín me tiene hasta las narices.
Le recuerdo quejica.
- Pero no me lo tengas en cuenta.
M: Vete a casa.
Ordena.
M: O puedes quedarte a dormir aquí.
Ofrece amablemente.
M: Descansa todo lo que haga falta, pero esta noche tú y yo la vamos a pasar juntos, y no en la cama.
- ¿Por qué me cuidas tanto?
Pregunto sorprendida. Nadie me trata tan bien como Melendi. Si fuera de esas que se enamora, este tronco me tendría a sus pies.
M: Porque te quiero...
- ¿Qué?
Su confesión me descoloca. No me puedo creer que esté mandando nuestros años de amistad a la mierda de esta forma.
M: Que eres mi mejor amiga, Malú, los amigos se quieren y se cuidan.
Suelto el aire que estaba reteniendo.
M: Tu haces lo mismo por mi.
- Creí que te estabas declarando.
Reconozco aún con las pulsaciones aceleradas. Menudo susto.
M: Ya quisieras, nena.
Se echa a reír. Inevitablemente lo hago yo con él. Sus carcajadas son súper contagiosas.
M: Veo que no dormir te está sentando realmente mal.
Me acoge entre sus brazos.
- Ya lo creo.
Sonrío aliviada.
- Me voy a casa a dormir.
Anuncio rompiendo nuestro abrazo.
- Que esta noche tengo que estar a tope.
Le miro juguetona.
- Porque aunque tus planes sean otros...
Me encojo de hombros fingiendo inocencia.
- No podrás resistirte a mis encantos.
M: Joder, Malú, tú es que solo piensas en follar...