Capitulo 21

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M: Malú...

- No me hagas caso.

Me pongo de pie con prisa sin permitirme flaquear. El llanto acecha y me juré no volver a derramar una sola lágrima por él.

- Es que estoy agotada, anoche salimos y estoy de empalme.

Me excuso.

M: Malú, siéntate allí.

Señala la misma silla que acabo de abandonar. Atrapa mis manos entre las suyas y me habla lleno de ternura.

M: Eres mi mejor amiga.

Me recuerda.

M: Un pedazo de mujer que tú misma no sabes valorar.

Asegura obligándome a bajar la mirada. ¿Cómo puede hablarme así de bonito?

M: Y una cobarde.

Levanta mi mentón para que nuestras miradas vuelvan a encontrarse, aunque yo siga ruborizada.

M: Sebastián es un capullo.

En eso le doy la razón.

M: Pero vas a comunicarte con él, ¿Vale?

- No.

Me niego rotunda.

M: Sí. Yo estaré contigo si hace falta, pero vais a reencontraros, y acabar con esa puta historia que no deja de hacerte daño.

- No quiero, Melendi.

Me rehuso.

- Ni tampoco hace falta. Sebastián es cosa del pasado.

Prometo.

- Me he puesto tontorrona porque llevo veintinueve horas sin dormir.

Insisto.

- Y Martín me tiene hasta las narices.

Le recuerdo quejica.

- Pero no me lo tengas en cuenta.

M: Vete a casa.

Ordena.

M: O puedes quedarte a dormir aquí.

Ofrece amablemente.

M: Descansa todo lo que haga falta, pero esta noche tú y yo la vamos a pasar juntos, y no en la cama.

- ¿Por qué me cuidas tanto?

Pregunto sorprendida. Nadie me trata tan bien como Melendi. Si fuera de esas que se enamora, este tronco me tendría a sus pies.

M: Porque te quiero...

- ¿Qué?

Su confesión me descoloca. No me puedo creer que esté mandando nuestros años de amistad a la mierda de esta forma.

M: Que eres mi mejor amiga, Malú, los amigos se quieren y se cuidan.

Suelto el aire que estaba reteniendo.

M: Tu haces lo mismo por mi.

- Creí que te estabas declarando.

Reconozco aún con las pulsaciones aceleradas. Menudo susto.

M: Ya quisieras, nena.

Se echa a reír. Inevitablemente lo hago yo con él. Sus carcajadas son súper contagiosas.

M: Veo que no dormir te está sentando realmente mal.

Me acoge entre sus brazos.

- Ya lo creo.

Sonrío aliviada.

- Me voy a casa a dormir.

Anuncio rompiendo nuestro abrazo.

- Que esta noche tengo que estar a tope.

Le miro juguetona.

- Porque aunque tus planes sean otros...

Me encojo de hombros fingiendo inocencia.

- No podrás resistirte a mis encantos.

M: Joder, Malú, tú es que solo piensas en follar...

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