Viernes.
Dejo a Eva en la puerta de la escuela y me voy hacia el centro de rehabilitación. Encubriendo mi mentira he encontrado una institución que me ha permitido darle a Rosa aquella dirección que tanto ha pedido y organizar un evento bonito de fin de año para familias con alguno de sus padres en proceso de curación. Al final ha sido cierto que daré una alegría a algunos niños que recibir un disco firmado por una por las artistas más importantes de nuestro país les obligará a sonreír.
+ "Estoy de camino"
Le envío un mensaje a Portu. Ayer Rosa me ha avisado que será el quien me acompañe.
Po: Ya estoy aquí.
De inmediato llega su respuesta. No habíamos quedado tan pronto. Pongo mi disco favorito de Coldplay y conduzco al ritmo de la música.
Narra Malú
+ ¿Vosotros que hacéis aquí?
Martín entra en la oficina en la que nos escondemos José y yo. Portu nos ha dado unas últimas indicaciones y le ha dicho a nuestro compañero que se encuentre con nosotros aquí. Pero no nos esperaba. Claro que no.
- Hemos venido a alegrar a esos chiquillos, igual que tú.
Contesto con una sonrisa triunfal. Estoy contenta de ayudar, si, pero verle la cara desencajada creo que es lo mejor de mi día.
Po: José, vamos a probar sonido.
Da instrucciones.
Po: Malú, tú quédate aquí.
Asevera.
Po: No pueden verte antes de tiempo.
Ambos salen dejándome a solas con Martín. Incomoda, pero el lo está más.
- ¿No me esperabas, eh?
Rompo el silencio risueña.
- Se te ha quedado la cara hecha un cuadro.
Ignora mi comentario.
+ ¿Qué es lo que pretendéis hacer y por qué no me habéis avisado?
- Si lo hubiésemos hecho no sería una sorpresa, hombre.
+ Yo estoy trabajando, Malú, no necesito sorpresas.
Dice de mala gana.
+ Que esto es para ellos.
Señala la puerta, refiriéndose a los de afuera.
+ No para mi.
- Bueno, pues he creído que si ibas a regalar mis discos les haría ilusión escucharme cantar.
Rebato.
- Que aquí no eres el único con buen corazón, Martín.
+ ¿Me estás diciendo que estás usando tu fama para demostrarme a mí que no soy el único que se preocupa por niños que tienen padres drogadictos?
Me mira pasmado.
- No, ¿y si así fuera que?
Levanto el tono.
- ¿Qué no van a alegrarse igualmente por tenerme aquí?
+ Por supuesto que si.
Me da la razón.
+ Ellos claro que van a alegrarse, pero yo...
- ¿Tu que?
Me acerco un poco a él. Nuestras distancias ya eran bastante cortas y nuestra tensión demasiado fuerte.
+ Yo estoy cada vez más convencido que eres una niñata inmadura.
Se aleja cabreado.
+ Y que tenia razón cuando te dije que no tenías ni puta idea de lo que es sufrir.