Capítulo 141

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Me despierto confundida. No sé qué hora es ni cuánto tiempo he dormido. Mi madre me ha preparado una tila y el tazón vacío sigue en mi mesita de noche.

- ¿Mami?

La llamo y no tarda en aparecer. Agradezco sentirme protegida con ella como cuando era pequeñita.

- No puedo perdonarle.

Anuncio haciendo un puchero que precede al llanto.

- Odio a papá, mamá.

Me abrazo a ella ahogando un jipío.

P: Mi niña, todavía es muy pronto.

Me acuna dulcemente dejándome llorar en sus brazos.

P: Necesitas tiempo, pero vas a perdonarle.

- ¿Te quedas?

Después de un largo rato de desahogo me atrevo a pedírselo.

- No me apetece estar sola.

P: Todos los días que haga falta.

Besa mis mejillas.

Narra Mateo

M: Me tenés hace media hora acá y todavía no me contás que te pasa, boludo.

Malena se queja obligándome a levantar la vista del café que estoy mareando hace rato.

+ Perdón, Male.

M: Voy a empezar a contarte yo lo que pasa y me parás vos cuando me equivoque.

Propone tan histriónica como siempre.

M: Malú por fin dio un paso adelante, vos sos un tarado, la cagaste mal y ella dio otros cinco atrás.

Me río amargamente. Esa es la dinámica de lo que tenemos. O de lo que no tenemos, porque otra vez se niega a cogerme el teléfono. En Coruña se rehusó a hablar y ni siquiera fue capaz de volver a mirarme a los ojos después de nuestra escapada a la playa. Ahora me pregunto si es otra vez Melendi el que la está haciendo tocar las estrellas o se siente tan insegura que está encerrada en su casa, y lo peor, en si misma.

+ Así es imposible equivocarse.

Le doy la razón lleno de tristeza.

M: Contáme.

Apura el mate frente a ella.

+ Esta vez no dio un paso adelante, Male.

Suspiro compungido.

+ Corrió una carrera.

Le cuento.

M: Detalles.

Exige sonriente.

+ Me pidió que le haga el amor.

Aún me emociono al recordarlo, y me siento enormemente culpable por la manera en que ha acabado la noche.

+ Me dijo que siente demasiadas cosas. Que va en caída libre.

M: ¿Pero no era justamente eso lo que vos querías?

Me paso las manos por el pelo contrariado.

+ Creía que sí, pero la vi tan indefensa... tan aterrada a que la vuelvan a fallar que no soy capaz de destrozarla otra vez.

Levanto la mirada para encontrarme con la suya.

+ Iba a confesarle quién soy.

M: ¿Te acobardaste?

+ No.

Prometo. No puedo seguir ni un día más sin que Malú sepa la verdad, de eso estoy seguro, la quiero demasiado para permitir que sufra todavía más.

+ Me negué a hacerle el amor antes de contarle todo.

Explico.

+ Si vamos a amarnos quiero que sea de verdad.

M: ¿Se enfadó porque no la cogiste?

No se lo puede creer.

+ No, Malena. Piensa que no me acuesto con ella porque no me gusta.

M: Demostrarle lo que te provoca no puede ser muy difícil, Mateo, sos hombre.

Arremeta.

+ Ya.

Lo mismo he pensado yo. Cualquiera podría darse cuenta del tamaño de mi erección cuando estoy con Malú, pero no sé cómo explicarle a Malena lo que pasa sin exponer sus inseguridades.

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