Me despierto confundida. No sé qué hora es ni cuánto tiempo he dormido. Mi madre me ha preparado una tila y el tazón vacío sigue en mi mesita de noche.
- ¿Mami?
La llamo y no tarda en aparecer. Agradezco sentirme protegida con ella como cuando era pequeñita.
- No puedo perdonarle.
Anuncio haciendo un puchero que precede al llanto.
- Odio a papá, mamá.
Me abrazo a ella ahogando un jipío.
P: Mi niña, todavía es muy pronto.
Me acuna dulcemente dejándome llorar en sus brazos.
P: Necesitas tiempo, pero vas a perdonarle.
- ¿Te quedas?
Después de un largo rato de desahogo me atrevo a pedírselo.
- No me apetece estar sola.
P: Todos los días que haga falta.
Besa mis mejillas.
Narra Mateo
M: Me tenés hace media hora acá y todavía no me contás que te pasa, boludo.
Malena se queja obligándome a levantar la vista del café que estoy mareando hace rato.
+ Perdón, Male.
M: Voy a empezar a contarte yo lo que pasa y me parás vos cuando me equivoque.
Propone tan histriónica como siempre.
M: Malú por fin dio un paso adelante, vos sos un tarado, la cagaste mal y ella dio otros cinco atrás.
Me río amargamente. Esa es la dinámica de lo que tenemos. O de lo que no tenemos, porque otra vez se niega a cogerme el teléfono. En Coruña se rehusó a hablar y ni siquiera fue capaz de volver a mirarme a los ojos después de nuestra escapada a la playa. Ahora me pregunto si es otra vez Melendi el que la está haciendo tocar las estrellas o se siente tan insegura que está encerrada en su casa, y lo peor, en si misma.
+ Así es imposible equivocarse.
Le doy la razón lleno de tristeza.
M: Contáme.
Apura el mate frente a ella.
+ Esta vez no dio un paso adelante, Male.
Suspiro compungido.
+ Corrió una carrera.
Le cuento.
M: Detalles.
Exige sonriente.
+ Me pidió que le haga el amor.
Aún me emociono al recordarlo, y me siento enormemente culpable por la manera en que ha acabado la noche.
+ Me dijo que siente demasiadas cosas. Que va en caída libre.
M: ¿Pero no era justamente eso lo que vos querías?
Me paso las manos por el pelo contrariado.
+ Creía que sí, pero la vi tan indefensa... tan aterrada a que la vuelvan a fallar que no soy capaz de destrozarla otra vez.
Levanto la mirada para encontrarme con la suya.
+ Iba a confesarle quién soy.
M: ¿Te acobardaste?
+ No.
Prometo. No puedo seguir ni un día más sin que Malú sepa la verdad, de eso estoy seguro, la quiero demasiado para permitir que sufra todavía más.
+ Me negué a hacerle el amor antes de contarle todo.
Explico.
+ Si vamos a amarnos quiero que sea de verdad.
M: ¿Se enfadó porque no la cogiste?
No se lo puede creer.
+ No, Malena. Piensa que no me acuesto con ella porque no me gusta.
M: Demostrarle lo que te provoca no puede ser muy difícil, Mateo, sos hombre.
Arremeta.
+ Ya.
Lo mismo he pensado yo. Cualquiera podría darse cuenta del tamaño de mi erección cuando estoy con Malú, pero no sé cómo explicarle a Malena lo que pasa sin exponer sus inseguridades.