Narra Mateo
+ ¿Pero tú de qué vas?
Pregunto pasmado. ¿Cómo va a pedirme que renuncie?
+ ¿Sabes que no toda la humanidad tiene la vida resuelta a los veintiocho años como tú?
La critico.
+ Algunos necesitamos currar.
Menuda niñata. Cuando me dieron este trabajo no me la describieron así, leí en internet que la prensa la trata de borde, pero a mi me parece una egocéntrica. Ojalá pudiera no estar aquí. Ojalá mi trabajo fuese realmente organizar eventos benéficos de la mano de Sony. Ojalá no le debiera tanto a mi jefe y pudiese elegir irme para no tener que verla cada día.
+ Venía a hacer las paces contigo, Malú.
Le recrimino.
+ Porque yo no soy de esos que se lleva mal con la gente.
Le cuento, aunque no me conozca de nada.
+ Soy de esos tíos que siempre tratan de ayudar a otros, ¿sabes?
Me describo incómodo. No mola presumir de las virtudes propias.
+ Me gusta que la gente que me rodea esté bien y lo doy todo por ellos.
Le cuento.
+ Soy tan bueno, que llego a ser tonto.
Esta vez la crítica es para mi.
+ Llegué a pensar que igual nuestra mala relación era por culpa mía.
Confieso.
+ Que te había sentado mal el que llegué tarde a nuestra primera reunión, o algún comentario desafortunado que pude haber dicho.
Reflexiono.
+ Pero no.
Continuo hablando sin que ella pronuncie una sola palabra, aunque veo como tengo acaparada toda su atención.
+ Nos llevamos fatal porque tú eres una niñata egoísta, una inmadura que solo puede verse el ombligo.
Vuelvo a atacar.
+ Te enfurruñas porque Sony me ha metido en tu equipo sin consultarte, cuando tampoco es algo que me han preguntado a mi.
Digo honesto. Es increíble todo lo que puede conseguir el dinero. Mi jefe pagó a Sony por mi contrato, y aquí estoy, engañando a todos con que mi trabajo es para ellos.
+ Podrías aceptar que tienes gente por encima de ti y crear un buen ambiente de trabajo, incluso cuando no a todos les contratas tú.
Continuo con la retahíla de regaños.
+ ¡Y especialmente teniendo en cuenta que estoy aquí para hacer algo bonito por personas que lo necesitan, joder!
Me quejo. Puedo asegurar que nunca se ha parado a pensar lo que sufre el entorno de la gente adicta, y en eso, no la culpo, yo tampoco lo hice hasta que tuve que vivirlo.
+ Pero eres tan creída que no te lo permites, prefieres pensar en ti y en la pereza que te da tenerme en tu equipo antes de dejarlo estar y darlo todo por otros.
Añado.
+ Y la verdad, yo tampoco quisiera estar aquí, porque eres infumable.
Me doy la vuelta para salir de la habitación.
+ Por cierto.
Vuelvo a girarme desde la puerta.
+ Como no voy a renunciar, y yo si hago mi trabajo, centrándome en tu profesionalidad y no tu mala leche.
Remarco.
+ Entregaremos algunos discos tuyos firmados a niños de familias con alguno de los padres en rehabilitación de drogas.
Informo. Ella no tiene que enterarse que Eva será quien la beneficiada. Sé que a mi sobrina le hará una enorme ilusión, y no hay mentiras en mis palabras, los otros ejemplares voy a regalarlos.
+ Te los haré llegar a casa.