Narra Mateo
Se sube al escenario transformándose. Siempre lo hace. La mujer tímida y pequeñita se convierte en un huracán que derrocha energía por allí donde pisa. El público la ovaciona. Gritan sus canciones oyéndose como un susurro a voces, bailan con ella y se emocionan también.
V: La baba.
Vivi me habla, pero estaba tan ensimismado que no le entiendo.
V: Que se te cae la baba.
+ Que va.
Niego.
+ El concierto es brutal, y ella un animal sobre el escenario, pero nada más.
V: Ya.
Se ríe.
+ En serio.
Insisto, pero me deja solo en el lateral para ir a reemplazar un pie de micro rebelde. Pocos segundos después vuelve a mi lado mirándome con una sonrisa torcida.
+ ¿Tanto se me nota?
Me rindo y busco su opinión. Hemos amigado bastante desde que nos presentaron.
V: A kilómetros.
Me mira divertido.
+ Venga, tampoco vas a negarme que esta buena.
Prefiero no exponer mis sentimientos y mucho menos a ella. Me remito a su físico que objetivamente hablando parece esculpido por los dioses griegos. Dudo que alguien de aquí sepa que somos algo más que buenos compañeros, y si ella no decide lo contrario, así es como seguirá siendo.
V: Buena suerte, hermano.
Cambia el gesto.
V: Vas a necesitarla.
+ ¿Por qué?
V: El único amor que le he conocido a Malú en todos estos años es la música y tu no pareces ser de los tíos que echan un polvo y se va.
+ Ya...
Me tardo unos segundos en pensar una respuesta, pero no llego a darla, porque me invade la confusión cuando escucho los acordes de Rubén al piano sin estar familiarizado con ellos.
- Tus besos saben tan amargos, cuando te ensucias los labios...
Su voz suena impoluta. Grave, suave y perfecta. Me mira fugazmente con una sonrisa preciosa y vuelve a centrarse en los dedos del pianista sin errar en ningún momento.
+ ¿Pero que coño?
Pregunto confundido. ¿Esto es para mi? Apostaría a que si por su sonrisa, pero...
V: ¿Qué?
Víctor no se entera de mis reflexiones, pero yo no puedo salir de ellas embobado escuchándola y divagando a la vez. Aprendiz es cañera a tope y ahora la está cantando en acústico, como aquella vez que se lo propuse guiándola yo con el instrumento, pero que se negó rotundamente porque la idea había sido mía.
V: ¿No te han avisado?
Mi cara debe ser un cuadro.
+ No.
V: Qué raro, Malú nos envió un mensaje a todos.
+ No debo haberlo abierto.
Me excuso sabiendo que no es así. A mi no me han puesto al tanto de este cambio. Miro atento al escenario y de vez en cuando la veo devolverme el gesto, buscando mi reacción.
+ Brutal.
Tan solo muevo los labios y ella sonríe sin dejar de cantar. Ahora si estoy convencido de que este cambio es para mí. Mis comisuras también se curvan ampliamente. La complicidad que hemos ido consiguiendo me obliga a sonreír.