Capítulo 103

123 11 4
                                    

Narra Malú

V: A ver, espera que estás hecha un lío y no te entiendo.

Mi amiga repasa pensativa todo lo que le he contado mientras yo doy sorbos pequeños al colacao humeante que nos ha preparado. No sé en qué momento reemplazamos el alcohol por la leche.

V: Que no vas a volver a enamorarte, pero si vais a intentar tener algo más serio. Que no piensas dormir con él después de follar, pero que si te enfadas porque se va de tu casa cuando le llaman porque la nena a la que cuida le ha pasado algo. Que no piensas frenar tu vida por él, pero no dejas de mirar el móvil cada dos por tres a ver si te ha escrito.

- ¿Parezco loca, no?

Escuchando todo lo que le he contado a Vero de su boca parece que de verdad he perdido la cordura.

V: Bueno, quien dice parecer dice estar, ¿no?

Me pica haciéndome reír.

V: Como una cabra.

Aclara provocando que rompa en una sonora carcajada con sus gestos.

- Joder, Vero, es que me molesta que ni me ha preguntado si me apetecía ir con el. ¿No quiere empezar algo serio?

Protesto.

V: Te voy a hacer una pregunta.

Anuncia y el hecho de que lo haga me tensa. Verónica es de las que simplemente dispara y quien quiera esquivar sus balas, que se aparte del camino.

V: Y no espero que me contestes la primera burrada que se te cruce por la cabeza.

Advierte.

V: Reflexiona.

Me pide.

- A ver...

V: ¿De verdad piensas que después de diez años no merece la pena darle una oportunidad a alguien que nada tiene que ver con Sebastián?

- Uffff.

Me quejo.

- No lo sé, Vero. ¿Tu no crees que el amor está sobrevalorado?

V: Puede.

Divaga en sus pensamientos silenciosa, pero luego vuelve a mi.

V: Los hombres no son los únicos capullos.

Comparte sus reflexiones conmigo.

V: Las tías también pueden ser muy hijas de puta, no hace falta que te cuente a ti todas las veces que me han roto el corazón.

No, no hace falta. He tenido que ayudarla a recoger cada pedacito de él y volver a encajarlo en su sitio.

V: Pero me gusta vivir a pleno, aunque luego se sufra.

Insiste.

V: Mírate. Llevas diez años sin enamorarte y no has hecho otra cosa que sufrir.

- Joder tronca con tu sinceridad.

V: ¿Me equivoco?

Resoplo.

- No.

V: ¡Ay, cómo me gusta que me des la razón!

Festeja victoriosa.

- Tonta.

Le lanzo una almohada que esquiva por los pelos.

- ¿Sabes cual es el problema, Vero?

Un ruidito que sale de su garganta me invita a continuar con mis confesiones.

- Que si pudiera elegir enamorarme de alguien, escogería a Melendi, no a Martín...

Todos los secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora