Capítulo 84

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Narra Malú

- No me creo que has venido de sorpresa.

Me abrazo a él con toda la adrenalina del concierto. Ha sido brutal.

M: Eres una bestia.

Me alaba sin darme tiempo a avergonzarme porque mi madre también está deseando felicitarme orgullosa de mi.

P: Lo has hecho mu' bien, hija, mu' bien.

- Gracias, mamá.

+ Enhorabuena jefa.

Su saludo también llega seguido de un abrazo que busca ser más largo, pero me apresuro a separarme de él, antes de seguir avanzando en un contacto que ambos deseamos acabar con un beso que aunque no nos daríamos delante de nadie, encontraríamos el sitio donde escondernos del mundo para dar rienda suelta a nuestra pasión, y no, no puedo permitírmelo. Después de aquella charla hasta las tantas con Vero, me prometí alejarme de él. Martín es bueno, y se merece a alguien mejor.

- Necesito una ducha.

Me excuso risueña.

M: Soy testigo

Bromea Melendi sin saber que me ha salvado de una grande con su chiste ingenuo.

- Eres un tonto.

Le doy un guantazo en el hombro que el aprovecha para fingir estar adolorido.

- Nos vemos en la fiesta.

Me alejo de ellos. Lo de necesitar una ducha es cierto, pero ojalá pudiera limpiarme las ideas y no solo el sudor.

Narra Mateo

Por fin entra en el local. Dicen que lo bueno se hace esperar, y ella lo hace tanto.

+ Vas muy guapa.

Susurro en su oído.

- Gracias.

Baja la mirada, pero percibo como le ha dado tiempo para mirarme también.

- Tú si que estás guapo.

Intento atrapar su dedo meñique con el mío de forma tierna, pero lo evita llamando a su amigo a toda voz.

- ¡Melen!

Corre hacia a él. Parecen demasiado cariñosos para ser amigos, pero vamos, Malú está conmigo, aunque no sea algo serio todavía, no creo que nuestras charlas las tenga con cualquiera, y bueno, los besos... el sexo. Tampoco voy a pedirle que sea mi novia como se hacía en el escuela, ya somos mayores y no a todo hay que ponerle nombre, porque creo en lo nuestro, tal y como surja. No soy celoso ni me ha dado motivos para desconfiar de ella. Puede que no se han visto en mucho tiempo y voy a darle ese espacio que ella demuestra estar necesitando con Melendi, aunque si soy sincero, me moría por bailar con ella toda la noche y acabar entre las sábanas como la vez anterior.

Y: ¿Bailamos?

Yaiza me devuelve a la realidad.

+ Por supuesto.

Me sale una sonrisa, aunque no del todo natural.

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