Capítulo 135

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Me mira indefensa.

+ ¡Hey! No te comas la cabeza.

Beso su sien, manteniéndola acurrucadita en mi cuerpo.

+ No tienes que contarme nada de lo que no te apetezca hablar.

Me intriga saberlo, a veces creo que es demasiado perfecta y deseo conocer su lado oscuro, pero nunca la traicionaría entregándole a Sebastián la información que busca. Sus confesiones están a salvo conmigo.

+ No quiero que te sientas incómoda.

Advierto.

+ Solo recuerda que que en mi puedes confiar.

La acaricio buscando brindarle seguridad.

+ Yo no voy a juzgarte.

Prometo.

- Gracias.

Murmura sin soltarse de mí. Es evidente que este tema le quita la calma. Una calma que yo quiero proporcionarle en todo momento y en un solo instante una locura bonita se me cruza por la cabeza.

+ ¿Tienes algo calentito que ponerte?

Ahora sí que me suelta, mirándome perpleja.

- ¿Qué?

+ Que si te has traído un abrigo.

- El plumas.

Señala la prenda negra reposando sobre una silla junto a su maleta.

+ Póntelo.

- ¿Qué?

+ Hace frío, anda, póntelo.

Me incorporo cogiendo el suyo y subiéndome hasta arriba la cremallera de mi sudadera. El invierno gélido se niega a dar tregua, aunque estemos acabando febrero.

- ¿Para qué?

Refunfuña como una niña sin entender nada.

+ Confía en mi.

Tiro de su mano dejando atrás su lujosa habitación de hotel para echar a andar escaleras abajo. Podríamos usar el ascensor, pero prefiero que no nos vea nadie y esta es la única forma de no correr el riesgo. Nos escurrimos entre algunos arbustos frondosos para alcanzar nuestro destino. La playa no está lejos de aquí y la madrugada bien entrada nos asegura la privacidad que necesitamos.

- ¿A dónde vamos?

+ Si adivinas lo sabrás.

La reto divertido. Me hace gracia verla ofuscada sin saber a donde la llevo.

- No sé, pero no puedo salir a la calle una noche de concierto.

+ Ya no es de noche. Estrictamente hablando es de mañana.

Le explico y rueda los ojos mirándome como si fuera un tonto que no entiende nada. Sé que la ciudad está repleta de sus seguidores después de un show y que ella está entrenada para mantener su seguridad, pero me gusta hacerla de rabiar y es fácil conseguirlo. A veces parece una niña pequeña.

+ Venga, no me seas agonías. Yo voy a cuidarte.

Garantizo. Ella duda por unos segundos, pero luego accede dejándose llevar.

+ Además a estas horas no hay nadie por aquí.

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