Capítulo 134

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+ Te vi emocionada en así lo haré.

Llevamos un ratito en silencio. Regalándonos caricias y robándonos besos.

- No estabas en el lateral cuando acabé la canción.

+ Me llamó mi amigo en el último estribillo.

Explico.

- El escenario es mi terapia.

Me mira fugazmente y vuelve a acomodarse en el hueco de mi cuello. Le gusta esconderse ahí.

+ Creo ser yo al que tal vez después quieras mucho más o ames como hoy lo amas a él.

Cito su canción.

- Si eres tú.

Confiesa.

- Pero no hay nadie a quien quiera mucho más. Todo es parte del pasado.

Promete mientras que acaricio el bajo de su espalda.

+ ¿Por qué te ha hecho llorar?

Pregunto sin reproches.

- Me gustaría quererte más, Martín.

Promete.

- Tener la claridad que tienes tú en esto que estamos empezando y entregarme a ti sin ataduras, pero no puedo. Me lastimaron demasiado.

Sus ojitos indefensos me crean la necesidad de protegerla.

+ ¿Quieres contármelo?

Duda por un instante.

- Cuando tenía dieciocho años estuve enamorada hasta las trancas. Hubiese dejado todo por aquel chico, perdí la cabeza y estuve a punto de renunciar a mi vida entera para irme con él.

+ ¿Qué te detuvo?

- Él.

Admite y puedo ver el dolor expandirse en sus pupilas.

- Me dejó tirada.

+ Que capullo.

Conozco la historia, pero contada por Sebastián. Iban a casarse, el también estaba enamorado de ella.

+ ¿Por qué?

- Sus padres le obligaron. O eso es lo que me hizo creer.

+ Puede que sea verdad.

Sugiero. Doy fe que así fue.

- Habría aparecido luego.

+ ¿Cómo lo sabes?

- No era un crío, y yo también jugué mis cartas.

Aquí está el gran secreto, pero debo esperar a que ella me lo cuente.

+ ¿Nunca volviste a hablar con él?

- No.

Traga un nudo que se le forma en la garganta.

- Se fue del país, y aunque me costó, conseguí su dirección.

Recuerda amargamente.

- Le escribí muchas veces, pero nunca me contestó.

+ ¿Por qué no lo superaste?

Pregunto comedido.

- Le adoraba con locura.

Afirma.

- Quise volver a enamorarme, pero mi corazón le pertenecía a él. No era capaz de sentir nada.

Recuerda.

- Intenté recuperarle con la ingenuidad de una adolescente pillada, pero nunca apareció, y yo empecé a dejar de confiar cuando me decían que me querían o que estarían a mi lado. Demasiadas veces lo había oído y al único que verdaderamente necesitaba se esfumó, demostrándome lo fácil que es llenarse la boca con promesas y lo difícil que es cumplirlas.

Verla sufrir me mata. Su coraza es tan parte de ella que parece ser su verdadera esencia. Sebastián tendría que agradecer no estar frente a mi ahora mismo, porque le rompería la cara por haberla convertido en esto.

+ Ya, pero han pasado muchos años, y la gente supera las rupturas. Además no todos somos tan cabrones como él.

- Pero es imposible diferenciarles.

Sigue aterrada a volver a sufrir y yo quiero demostrarle que ningún sentimiento es tan bonito como el amor.

- Al principio lo intenté.

Admite.

- Darle otra oportunidad a mi corazón.

Confiesa.

- Pero ya te lo he dicho, nunca volví a sentir nada.

+ ¿Qué pasó con él?

- Fui una jodida hija de puta, pero entendí que nunca llegó a preocuparse por mi, aunque me prometió el oro y el moro, y me vengué, aunque creo que yo salí más quemada que él.

+ ¿Por qué?

La veo dudar.

+ Martín, nunca he hablado de esto con nadie.

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