+ Te vi emocionada en así lo haré.
Llevamos un ratito en silencio. Regalándonos caricias y robándonos besos.
- No estabas en el lateral cuando acabé la canción.
+ Me llamó mi amigo en el último estribillo.
Explico.
- El escenario es mi terapia.
Me mira fugazmente y vuelve a acomodarse en el hueco de mi cuello. Le gusta esconderse ahí.
+ Creo ser yo al que tal vez después quieras mucho más o ames como hoy lo amas a él.
Cito su canción.
- Si eres tú.
Confiesa.
- Pero no hay nadie a quien quiera mucho más. Todo es parte del pasado.
Promete mientras que acaricio el bajo de su espalda.
+ ¿Por qué te ha hecho llorar?
Pregunto sin reproches.
- Me gustaría quererte más, Martín.
Promete.
- Tener la claridad que tienes tú en esto que estamos empezando y entregarme a ti sin ataduras, pero no puedo. Me lastimaron demasiado.
Sus ojitos indefensos me crean la necesidad de protegerla.
+ ¿Quieres contármelo?
Duda por un instante.
- Cuando tenía dieciocho años estuve enamorada hasta las trancas. Hubiese dejado todo por aquel chico, perdí la cabeza y estuve a punto de renunciar a mi vida entera para irme con él.
+ ¿Qué te detuvo?
- Él.
Admite y puedo ver el dolor expandirse en sus pupilas.
- Me dejó tirada.
+ Que capullo.
Conozco la historia, pero contada por Sebastián. Iban a casarse, el también estaba enamorado de ella.
+ ¿Por qué?
- Sus padres le obligaron. O eso es lo que me hizo creer.
+ Puede que sea verdad.
Sugiero. Doy fe que así fue.
- Habría aparecido luego.
+ ¿Cómo lo sabes?
- No era un crío, y yo también jugué mis cartas.
Aquí está el gran secreto, pero debo esperar a que ella me lo cuente.
+ ¿Nunca volviste a hablar con él?
- No.
Traga un nudo que se le forma en la garganta.
- Se fue del país, y aunque me costó, conseguí su dirección.
Recuerda amargamente.
- Le escribí muchas veces, pero nunca me contestó.
+ ¿Por qué no lo superaste?
Pregunto comedido.
- Le adoraba con locura.
Afirma.
- Quise volver a enamorarme, pero mi corazón le pertenecía a él. No era capaz de sentir nada.
Recuerda.
- Intenté recuperarle con la ingenuidad de una adolescente pillada, pero nunca apareció, y yo empecé a dejar de confiar cuando me decían que me querían o que estarían a mi lado. Demasiadas veces lo había oído y al único que verdaderamente necesitaba se esfumó, demostrándome lo fácil que es llenarse la boca con promesas y lo difícil que es cumplirlas.
Verla sufrir me mata. Su coraza es tan parte de ella que parece ser su verdadera esencia. Sebastián tendría que agradecer no estar frente a mi ahora mismo, porque le rompería la cara por haberla convertido en esto.
+ Ya, pero han pasado muchos años, y la gente supera las rupturas. Además no todos somos tan cabrones como él.
- Pero es imposible diferenciarles.
Sigue aterrada a volver a sufrir y yo quiero demostrarle que ningún sentimiento es tan bonito como el amor.
- Al principio lo intenté.
Admite.
- Darle otra oportunidad a mi corazón.
Confiesa.
- Pero ya te lo he dicho, nunca volví a sentir nada.
+ ¿Qué pasó con él?
- Fui una jodida hija de puta, pero entendí que nunca llegó a preocuparse por mi, aunque me prometió el oro y el moro, y me vengué, aunque creo que yo salí más quemada que él.
+ ¿Por qué?
La veo dudar.
+ Martín, nunca he hablado de esto con nadie.
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Todos los secretos
Любовные романыUna historia en la que TODOS tienen algo que ocultar