Capítulo 136

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Narra Malú

+ ¿Nunca te han dicho que esta prohibido venir a Coruña sin pasar por la playa?

Llegamos a nuestro destino. Niego con una sonrisa sintiéndome libre y rebelde como una adolescente que desobedece a sus padres. El viento me golpea en la cara y mi pelo se vuela en su misma dirección acentuando esa sensación.

- ¿Y eso quién lo dice?

+ La constitución.

Me parto de risa. Está loco, pero me siento tan bien con él.

+ La guía de la felicidad también lo menciona.

Se deja caer en la arena fina y me empuja para acomodarme entre sus piernas, apoyando mi espalda en su torso y abrazándome desde atrás.

+ Lo de ver la luna reflejada en el mar.

Sí que hace una noche preciosa. Muy fría, pero no cambiaria el estar aquí con él ahora mismo por estar encerrados entre cuatro paredes, aunque allí sí esté calentita.

- ¿Y qué más dice tu guía de la felicidad?

Pregunto curiosa y enternecida. Es un pelota, pero tiene una forma bonita de conquistarme.

+ Oye, no pienso darte todos los consejos sin que me des algo a cambio.

Se ríe protestón y con picardía.

+ Además lo dices como si fuese un invento mío, y aquella guía es un documento oficial.

Carcajeo.

- Pues no será tan difícil de conseguir.

Le sigo el rollo. Está más loco que un cencerro.

+ Inténtalo.

Se viene arriba. Como le gusta picarme.

- Lo que yo intento lo consigo.

Aseguro chula.

+ Como ganar en el billar.

Suelta la pullita.

+ Y encima te he dejado sin nada que decir.

Alardea victorioso. Ahora mismo me han entrado ganas de matarle.

- Como no cierres la boca te vas a tragar esta arena.

Le amenazo con mi puño lleno y su risa explota haciéndose una con el romper de las olas del mar.

+ ¿Tienes frío?

Me abraza con más fuerza preocupado, llevamos un ratito sin hablar, embobados en la estampa tan bonita que la noche nos regala. Tan solo el mar y el firmamento.

- Un poquito, pero no quiero irme.

Me dejo hacer refugiándome en el calor de su cuerpo protegiendo el mío de las bajas temperaturas y recibiendo algunos besos suaves detrás de mi oreja y otras caricias que me erizan la piel, aunque el me roce sin pretensiones. El silencio es cómodo entre nosotros, pero necesito romperlo. Hay una pregunta que llevo aguantándome toda la noche.

- Martín, ¿cuando vas a hacerme el amor?

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