Narra Malú
- Venga. Vamos a intentarlo. Pero empiezo yo.
Río. El no sabe como soy jugando.
+ Vale.
Acepta sin poner pegas.
- ¿Por qué te involucras tanto con los niños que tienen familiares en drogas?
No me voy con rodeos. Me interesa saberlo.
+ Vaya... ni cuántos hermanos tengo, ni cuál es mi color favorito, ¿eh?
Me pica. Soy directa. No puedo evitarlo.
+ Conozco a alguien.
No miente, pero tampoco da detalles.
- ¿Quién?
La curiosidad me gana.
+ Esa es una nueva pregunta, tramposilla.
Ruedo los ojos. Es su turno.
+ ¿Qué es lo más bonito de enamorarse?
Joder. Creo que si hubiese sido mejor hablar de colores, animales o elegir entre vacaciones en la playa o la montaña. ¿Justo esto tenías que preguntar, Martín?
- ¿Quieres que te diga la verdad o que me invente algo súper guay y romántico?
+ Las reglas son claras. No hay chupitos. No puedes mentir.
- Pues no lo sé.
+ Venga, eso también es trampa.
- No lo es. Te juro que no tengo idea.
+ ¿Nunca te has enamorado?
Pregunta sorprendido y dudoso de mi afirmación.
- Una vez.
Resoplo dolida.
- Era muy niña, inexperta y no sé si a ello se le podría llamar amor.
+ ¿Por qué?
- Nos hicimos mucho daño.
Zanjo el tema. Me siento cómoda hablando con él, pero no de Sebastián. No quiero traer recuerdos a mi cabeza. Ni siquiera Vero ha conseguido que me sincere del todo.
- Me toca preguntar.
+ Vale.
- ¿Tienes alguna asignatura pendiente?
+ Ehm...
Reflexiona por algunos segundos.
+ Supongo que enamorarme... tener hijos, un perro...
- ¿No me digas que eres de esos románticos de antes?
Le vacilo, aunque en realidad me enternece muchísimo.
+ Puede.
Sonríe tímido.
- Pregunta.
Me llevo el último bocado del plato a la boca. Estoy satisfecha.
+ ¿Algún sueño que te quede por cumplir?
- Muchos.
No dudo ni por un momento.
- Soy una soñadora.
+ ¿En cuál estás pensando ahora que te brillan tanto los ojos?
Río. No sabía que se me notaba tanto.
- Llenar el palacio de los deportes. Entero.
Fantaseo.
- Que pasada.
+ Estás a solo cuatro meses de cumplirlo.
Sonríe de un forma preciosa, como si estuviese orgulloso de mí.
- No lo sabemos. Que todavía no se han vendido todas las entradas.
+ Lo de tener paciencia no se te da muy bien.
Sentencia chinchándome y no puedo negarlo, por lo que los dos explotamos en unas carcajadas cómplices.
- ¿Qué más me vas a preguntar?
Arqueo una ceja.
+ ¿Por qué no has vuelto a preguntarme por mi hermano drogadicto?