Capítulo 56

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Narra Malú

- Venga. Vamos a intentarlo. Pero empiezo yo.

Río. El no sabe como soy jugando.

+ Vale.

Acepta sin poner pegas.

- ¿Por qué te involucras tanto con los niños que tienen familiares en drogas?

No me voy con rodeos. Me interesa saberlo.

+ Vaya... ni cuántos hermanos tengo, ni cuál es mi color favorito, ¿eh?

Me pica. Soy directa. No puedo evitarlo.

+ Conozco a alguien.

No miente, pero tampoco da detalles.

- ¿Quién?

La curiosidad me gana.

+ Esa es una nueva pregunta, tramposilla.

Ruedo los ojos. Es su turno.

+ ¿Qué es lo más bonito de enamorarse?

Joder. Creo que si hubiese sido mejor hablar de colores, animales o elegir entre vacaciones en la playa o la montaña. ¿Justo esto tenías que preguntar, Martín?

- ¿Quieres que te diga la verdad o que me invente algo súper guay y romántico?

+ Las reglas son claras. No hay chupitos. No puedes mentir.

- Pues no lo sé.

+ Venga, eso también es trampa.

- No lo es. Te juro que no tengo idea.

+ ¿Nunca te has enamorado?

Pregunta sorprendido y dudoso de mi afirmación.

- Una vez.

Resoplo dolida.

- Era muy niña, inexperta y no sé si a ello se le podría llamar amor.

+ ¿Por qué?

- Nos hicimos mucho daño.

Zanjo el tema. Me siento cómoda hablando con él, pero no de Sebastián. No quiero traer recuerdos a mi cabeza. Ni siquiera Vero ha conseguido que me sincere del todo.

- Me toca preguntar.

+ Vale.

- ¿Tienes alguna asignatura pendiente?

+ Ehm...

Reflexiona por algunos segundos.

+ Supongo que enamorarme... tener hijos, un perro...

- ¿No me digas que eres de esos románticos de antes?

Le vacilo, aunque en realidad me enternece muchísimo.

+ Puede.

Sonríe tímido.

- Pregunta.

Me llevo el último bocado del plato a la boca. Estoy satisfecha.

+ ¿Algún sueño que te quede por cumplir?

- Muchos.

No dudo ni por un momento.

- Soy una soñadora.

+ ¿En cuál estás pensando ahora que te brillan tanto los ojos?

Río. No sabía que se me notaba tanto.

- Llenar el palacio de los deportes. Entero.

Fantaseo.

- Que pasada.

+ Estás a solo cuatro meses de cumplirlo.

Sonríe de un forma preciosa, como si estuviese orgulloso de mí.

- No lo sabemos. Que todavía no se han vendido todas las entradas.

+ Lo de tener paciencia no se te da muy bien.

Sentencia chinchándome y no puedo negarlo, por lo que los dos explotamos en unas carcajadas cómplices.

- ¿Qué más me vas a preguntar?

Arqueo una ceja.

+ ¿Por qué no has vuelto a preguntarme por mi hermano drogadicto?

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