Capítulo 139

86 11 3
                                    

- ¿Puedo preguntarte algo?

No la miro. Estoy centrada en picar lechuga.

P: ¿Y tú desde cuando pides permiso para preguntar?

Suelto una risita floja. Soy curiosa desde pequeña, pero la duda que me atormenta ahora la llevo cargando varios días.

- ¿Por qué os habéis divorciado papá y tú?

Ahora si levanto mis ojos para ver su gesto contrariado. Supongo que después de tantos años y siendo adulta no se esperaba que la aborde con esta interrogación.

P: Teníamos desacuerdos importantes.

- ¿En qué?

P: Malú, han pasado casi diez años, ¿qué más da, niña?

Se queja escaqueándose.

- No lo sé, pero me apetece saberlo.

P: Dejamos de entendernos.

- No, mamá, vosotros os entendéis perfectamente hasta el día de hoy.

Aquella respuesta no cuela.

P: No en todo, hija.

Suspira.

P: Hay cosas importantes en las que no hemos podido reconciliarnos, a pesar del paso del tiempo.

- ¿Cómo que?

Piensa por largos segundos buscando una respuesta.

P: Vosotros.

Me sorprendo. Mis recuerdos de la infancia son de una pareja llena de complicidad y jamás se contradecían. Estaban enamorados y ellos sí podrían haberme demostrado que el amor existe, pero lo dejaron, de la noche a la mañana. Yo estaba demasiado centrada en no apagarme del todo tras la ruptura con Sebastián por lo que mis recuerdos son vagos, pero jamás he entendido que ocurrió entre mis padres, y las últimas semanas con Martín me ha hecho recordarles juntos y felices despertando mis dudas.

- Pero si ya éramos mayores.

P: No importa cuantos años tengáis, para mi siempre seréis mis niños y no permitiría que nadie os haga daño.

- Papá no nos haría daño.

Refuto. Soy su niña mimada y José su ojito derecho.

P: A veces lo que creemos que es mejor para otra persona es subjetivo.

Responde reflexiva.

- ¿Qué quieres decir? ¿Qué nos hizo papá?

No me voy con rodeos. Conozco a mi madre desde que nací, y algo me está ocultando.

P: Malú, han pasado demasiados años, cariño.

- ¿Y eso qué?

Me altero ante su negativa a dar respuestas contundentes.

P: Que no importa por qué nos divorciamos. Yo no volvería a estar con tu padre.

- ¿Pero que nos hizo papá para que renunciaras a vuestro matrimonio?

Frunzo el ceño agitada.

- Tu le querías.

Sentencio.

- Erais felices y recuerdo haberte visto llorar por él.

Resopla agobiada.

- ¿No llorabas por papá, verdad? ¿Llorabas por nosotros?

Limpio las lágrimas que inundan mis ojos y me recorren las mejillas. No me había dado cuenta de que yo también he vuelto a llorar, hasta ahora.

P: Lloraba por ti, no por José.

Responde dejándome pasmada.

Todos los secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora