Suspiro buscando las palabras adecuadas para contarle toda la verdad. Ahora que todo empieza a ir viento en popa no sé cómo conseguir ser sincero sin tirar todo por la borda.
- Oye, ¿Quién es Male?
La miro confuso.
- Tu móvil en la mesita no deja de sonar.
Miro el aparato y corroboro que tengo cuatro llamadas suyas. Lo tenia en silencio.
+ ¡Joder!
Me quejo.
+ Mi vecina. Está cuidando a Eva.
Explico devolviendo la llamada.
+ Male, ¿Qué pasa?
Pregunto preocupado nada más escuchar que descuelga el teléfono. Al final ha cancelado sus planes para que yo pueda venir a arreglar las cosas con Malú, y sabiendo cuales eran mis intenciones, si me ha llamado con tanta insistencia no puedo dejar de alarmarme por mi pequeña.
Ma: Mateo, necesito que te vengás para casa.
+ ¿Qué pasa?
Su voz no hace más que incrementar mis temores.
Ma: Estoy tratando de calmar a Eva, pero no para de llorar.
+ ¿Pero por qué Malena? ¿Qué ha pasado, joder?
Me impaciento nervioso.
Ma: Quería hablar con su papá.
Me cuenta con voz temblorosa.
Ma: Y me ha acabado por convencer de que llamará al hospital en Miami.
+ ¿Que le ha dicho el imbécil de Alex?
Ma: Ojalá le hubiese dicho algo, boludo, pero tu hermano no está más en el hospital.
+ ¿Qué?
Ma: Te juro que llevo más de una hora tratando de calmarla, pero no puedo, che, no deja de llorar.
+ Voy para allá.
Recojo mis cosas con prisa.
+ Tengo que irme.
Me disculpo apurado.
- Pero...
+ Luego te cuento.
Suplico que no me pida más explicaciones que me retrasen ahora. No sé ni como actuar. Lo primero será calmar a Eva, y luego creo que tendría que viajar a Miami hasta encontrar al idiota de mi hermano y matarle con mis propias manos.
- Vale.
Me mira preocupada, enterneciéndome.
+ Perdón.
Acaricio su mejilla.
+ Está noche no tendría que acabar así.
Se encoge de hombros dándome la razón. ¿Cómo voy a enseñarle lo bonito que es el amor si nuestra primera noche juntos tengo que correr a casa sin siquiera darle explicaciones?
+ ¿Te llamo luego?
Pregunto deseando con todas mis fuerzas que su respuesta sea un sí. Quisiera abrazarla durante la noche y llenarla de mimos después de hacerla mía, no abandonarla como si hubiésemos echado un polvo insignificante.
- Me voy a dormir.
No puedo juzgarla, pero si me rompe la ilusión al sentir nuevamente su coraza.
- Mañana me voy pronto a Valencia.
Camina hacia la puerta, abriéndola para dejarme salir. He sido yo el que tiene que marcharse y sin embargo siento que me está echando.