Capítulo 102

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Suspiro buscando las palabras adecuadas para contarle toda la verdad. Ahora que todo empieza a ir viento en popa no sé cómo conseguir ser sincero sin tirar todo por la borda.

- Oye, ¿Quién es Male?

La miro confuso.

- Tu móvil en la mesita no deja de sonar.

Miro el aparato y corroboro que tengo cuatro llamadas suyas. Lo tenia en silencio.

+ ¡Joder!

Me quejo.

+ Mi vecina. Está cuidando a Eva.

Explico devolviendo la llamada.

+ Male, ¿Qué pasa?

Pregunto preocupado nada más escuchar que descuelga el teléfono. Al final ha cancelado sus planes para que yo pueda venir a arreglar las cosas con Malú, y sabiendo cuales eran mis intenciones, si me ha llamado con tanta insistencia no puedo dejar de alarmarme por mi pequeña.

Ma: Mateo, necesito que te vengás para casa.

+ ¿Qué pasa?

Su voz no hace más que incrementar mis temores.

Ma: Estoy tratando de calmar a Eva, pero no para de llorar.

+ ¿Pero por qué Malena? ¿Qué ha pasado, joder?

Me impaciento nervioso.

Ma: Quería hablar con su papá.

Me cuenta con voz temblorosa.

Ma: Y me ha acabado por convencer de que llamará al hospital en Miami.

+ ¿Que le ha dicho el imbécil de Alex?

Ma: Ojalá le hubiese dicho algo, boludo, pero tu hermano no está más en el hospital.

+ ¿Qué?

Ma: Te juro que llevo más de una hora tratando de calmarla, pero no puedo, che, no deja de llorar.

+ Voy para allá.

Recojo mis cosas con prisa.

+ Tengo que irme.

Me disculpo apurado.

- Pero...

+ Luego te cuento.

Suplico que no me pida más explicaciones que me retrasen ahora. No sé ni como actuar. Lo primero será calmar a Eva, y luego creo que tendría que viajar a Miami hasta encontrar al idiota de mi hermano y matarle con mis propias manos.

- Vale.

Me mira preocupada, enterneciéndome.

+ Perdón.

Acaricio su mejilla.

+ Está noche no tendría que acabar así.

Se encoge de hombros dándome la razón. ¿Cómo voy a enseñarle lo bonito que es el amor si nuestra primera noche juntos tengo que correr a casa sin siquiera darle explicaciones?

+ ¿Te llamo luego?

Pregunto deseando con todas mis fuerzas que su respuesta sea un sí. Quisiera abrazarla durante la noche y llenarla de mimos después de hacerla mía, no abandonarla como si hubiésemos echado un polvo insignificante.

- Me voy a dormir.

No puedo juzgarla, pero si me rompe la ilusión al sentir nuevamente su coraza.

- Mañana me voy pronto a Valencia.

Camina hacia la puerta, abriéndola para dejarme salir. He sido yo el que tiene que marcharse y sin embargo siento que me está echando.

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