Capítulo 152

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+ Por favor...

Pido comedido. No quiero romper el momento ni tampoco que vuelva a escaparse, pero no puedo seguir ignorando la química que hay entre nosotros, la tensión sexual que tenemos y que necesito resolver y mucho menos el malentendido de nuestra última conversación.

- Es tarde.

Mira su reloj.

- Deberíamos dormir.

+ Deja de escaparte.

Ordeno.

+ ¿De verdad piensas seguir fingiendo que nada pasa entre nosotros?

No quisiera sonar borde, pero cada vez que nos metemos en algún conflicto su reacción es evitarme.

+ Estamos mayores...

- Martín, me pediste que vuelva a ser tu amiga.

Me recuerda.

- Y estoy intentando serlo.

+ ¿En que momento dejamos de tener algo para que solo pienses ser mi amiga?

Le recrimino.

+ Hace nada me decías que querías estar conmigo.

Le recuerdo.

+ Me pediste que te haga el amor, Malú, no que te follara.

No sé cómo hemos llegado a dar tantos pasos hacia atrás.

+ Yo también quiero que seamos amigos.

Prometo.

+ Y cómplices, confidentes, amantes.

Enumero.

+ Eso es lo bonito de una pareja. Poder encontrar todo en una sola persona.

Sus ojitos brillan demasiado, pero se hace la fuerte y no va a romperse.

- Es lo mejor para los dos.

Se justifica bajito.

+ ¿Por qué piensas que tienes derecho de elegir por mi que es lo mejor?

Espeto molesto. Lo mejor siempre es amar.

- Por esto.

Señala nuestra distancia física. Estamos parados uno frente al otro, pero con mucho espacio de por medio.

- ¿Todavía no te das cuenta que no sé estar con alguien?

+ No, Malú.

La contradigo rotundo.

+ De lo único que me doy cuenta es de que esa es la excusa que te das a ti misma para huir cuando discutimos, cuando algo te da miedo o te genera inseguridad.

Su silencio me da la razón.

+ Ven.

Estiro la mano con intención de coger la suya y tirar de ella, para que quedemos juntitos y sentarnos a hablar, pero al percatarse de mi plan, aparta sus dedos sin permitirme acercarnos.

+ Habla conmigo.

Necesito saber que la atormenta tanto. Es imposible que todo esto sea porque creyó que no me aparecía hacerla mía. Lo hemos hecho varias veces antes y sabe cuánto me pone. Tantos días escapándose de mi me han dado tiempo para pensar en esto.

- Por favor, Martín.

Me mira desprotegida.

- Todo lo que te dije aquel día es cierto.

Asevera.

- Pero solo puedo ser tu amiga...

+ ¿Por qué?

Nuevamente hago el amago de acercarnos físicamente. Tenemos que hablar, sí, pero a veces es más fácil hacerlo bien cerquita, entre susurros, procurando que las palabras que salen de un corazón entren directos al otro.

- No...

Se aleja negándome el tacto.

+ Dime que te pasa.

Suplico. Es que no la entiendo.

+ ¿No ves cuánto me duele no poder rozarte?

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