Narra Mateo
El gesto de Melendi es un cuadro. Traga saliva y me mira incómodo. Luego recorre el salón con los ojos.
M: No.
Le da una voz.
+ Yo... este... bueno...
Titubeo.
+ ¿Puedo hablar con ella?
M: Será mejor que vuelvas en otro momento.
+ Es importante.
M: Ya, es que recién subió a ducharse, y...
+ Vale.
Cedo.
+ ¿Puedo usar el baño antes de irme?
M: Sí.
Se encoge de hombros y acaricia su nuca, señalando el servicio de invitados. Entro y cierro la puerta a posta con más fuerza de la necesaria y me tardo un par de minutos en salir.
- ¿Se ha ido?
Pregunta sin apenas volumen, cuando estoy abriendo la puerta.
M: En el baño.
Oigo como su amigo le contesta en un murmuro.
+ No.
Paralelamente le respondo en voz alta. Este era mi plan y la suerte parece correr de mi lado por una puñetera vez en la vida.
+ Estoy aquí.
Se gira asombrada dejándome ver sus ojitos rojos. Ha llorado y mucho.
+ ¿Podemos hablar?
Le pido recorriéndola con la mirada. Viste un chándal súper suelto y una sudadera mucho más grande que ella. Lleva una coleta mal hecha y grandes ojeras. Ha querido hacerme daño intentando que crea que ha vuelto a acostarse con Melendi, pero es evidente que no.
- Estoy ocupada.
Se niega.
+ He intentado llamarte.
Insisto.
+ Necesito que hablemos.
Le ruego.
- Ahora no, Martín.
Avanza hasta la puerta.
- Vete.
Me pide seca y no me queda más opción que respetar su decisión.
Narra Malú
Cierro la puerta tras él con las pulsaciones disparadas y mis ojos tropiezan con los de Melendi que me miran con desaprobación.
M: Se te ha ido la olla.
Me recrimina.
M: De verdad tía, te has pasado tres pueblos. ¿Cómo vas a hacerle creer que acabamos de follar?
Me encojo de hombros.
- Quería demostrarle que alguien si puede querer acostarse conmigo.
Me excuso avergonzada.
M: Y de paso hacerle todo el daño que puedas.
Me riñe.
M: Lumi.
Atrapa mis manos y me guía al sofá.
M: Tarde o temprano tendrás que hablar con él.
Me recuerda lo inevitable.
M: Parecía preocuparse por ti genuinamente.
Valora.
M: Y créeme que sé reconocer a un tío que desnuda a una mujer con los ojos.
Advierte.
M: Y puedo asegurarte que Martín te hubiese follado en este mismo sofá conmigo presente con tal de no esperar ni un solo minuto más.
Le miro ojiplática.
M: De verdad, Malú.
Me mira serio.
M: Yo no sé cuál es el rollo entre vosotros, pero que no le gustas puedo asegurarte que no es el problema.
Dice tajante.
M: Y la única forma que tenéis para solucionarlo, es hablando.