Capítulo 160

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J: Apareció la estrella en fuga.

Mamá y yo nos miramos preocupadas. Si José ha escuchado algo no va a rendirse hasta sonsacarnos.

J: ¿Dónde estabas?

- Echando un polvo.

Digo con naturalidad, pero exploto en una carcajada al ver su gesto descuadrado. Mi madre también se descojona por nuestros piques.

- Es broma, tonto.

J: Muy graciosa.

Se queja al verse vacilado.

J: Que mamá casi llama a la policía.

- Lo siento, no quise preocuparos.

J: Venga, vámonos ya que Manu está tocando puertas y Rosa echando humo por las narices.

Ruedo los ojos. Que exagerados son todos, ¿una no puede dormirse sin armar la de Dios?

Bajamos en el ascensor y yo misma me ocupo de avisar que estoy sana y salva y dar las explicaciones pertinentes. Me invento haber coincidido con una amiga de la infancia en el bufete desayunando y que luego nos hemos quedado poniéndonos al día en su habitación.

J: Conmigo no cuela.

Susurra en mi oído mientras Manu coloca las maletas en el coche.

J: Rosa habrá caído y él no ha tenido otra opción que creerte, o te guarda los secretos demasiado bien.

Señala a al hombre que vela por mi seguridad.

J: Mamá seguro te ha atosigado con preguntas que no contestaste pero te has apañado para zafarte de contarle la verdad.

Hace un resumen bastante acertado.

J: Pero yo sí me he dado cuenta que Martín tampoco apareció esta mañana cuando se fue el resto del equipo.

Siento que me atraganto con mi propia saliva.

- ¿No?

Me hago la extrañada.

J: Malú, ya estás mayor, pero si no quieres que se comente que te lo tiras, no puedes cometer estos errores.

Suspiro. En eso José si tiene razón.

- Ya...

J: ¿Te gusta?

Me mira enternecido. De críos nos arrancábamos los pelos, pero los años nos han unido y hoy somos súper confidentes. Aunque él no deja de cuidarme como a su hermana menor, olvidándose a veces que ya no soy una niña.

- Sí.

Me atrevo a confesarle.

J: Parece un buen tío.

Valora.

J: ¿Te trata bien?

- No estamos...

J: A mi no me la cuelas.

Detiene mis excusas.

J: Le miras diferente.

Suspiro resignada. Admitirle a mi hermano lo que hay entre nosotros es como hacerlo más real.

- José, ya sabes que yo no he tenido nada en serio y no sé...

J: Me alegra que Martín consiga despertar tus sentimientos.

Me interrumpe antes de empezar con divagaciones y excusas.

J: Pero dile que si te hace sufrir voy a ponerle los huevos de corbata.

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