Capitulo 25

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Narra Malú

Estoy en el estudio con Rubén y Portu cuando Martín entra como si del salón de su casa se tratase.

+ ¿Malú, puedo hablar contigo un momento?

Ru: Jefa, nosotros bajamos a por café, ¿te traemos uno?

- Sí, gracias.

Quisiera pedirles un chupito, pero no son horas, ni tampoco el lugar.

- No tardéis.

Les pido.

- Estamos trabajando.

Recuerdo con autoridad como excusa. No puedo admitir que no quiero quedarme a solas con Martín. De repente me pone nerviosa tenerle cerca. Mi cabeza trae de inmediato las imágenes de aquel sueño en que su aliento chocaba con mi cuello haciéndome explotar en todo tipo de maravillosas sensaciones, en que sus manos recorrían mi cuerpo con la delicadeza de quien admira una piedra preciosa y no se atreve a romperla, en que sus besos húmedos me hicieron estallar en la necesidad de sentirle dentro y en lo húmeda que me desperté por su culpa. ¡Joder Martín, ¿Qué quieres de mi?!

- Dime.

Me lleno de valentía para fijar mi mirada en la suya. Sus ojos hoy parecen más azules y profundos que antes, sus labios se han vuelto más carnosos y su pelo desordenado me invita a pasear mis dedos por el.

- ¿De que quieres hablar?

Me devuelvo a la realidad usando un tono tajante, no vaya a notar el rubor que cogen mis mejillas al recordar lo que no pasó entre nosotros, o que ahora le veo ligeramente más guapo... o igual no ligeramente.

- "Malú basta ya"

Me regaño mentalmente. ¿Es que acaso estoy perdiendo la cabeza? Es Martín, joder, mi cuasi enemigo, no un tío para pasar la noche como tantos otros.

+ Buenos días.

- Que lo sean, pero supongo que no habrás venido a interrumpirnos para saludar.

Me sorprendo a mi misma por mis maneras.

+ No... veras Malú...

Trastea en una bolsa que lleva con su mano y luego parece arrepentirse, porque la saca vacía.

+ Creo que hemos empezado mal...

Titubea nervioso.

+ Si vamos a trabajar juntos y vernos cada día, deberíamos intentar llevarnos bien, ¿no crees?

Le miro atónita.

+ No tenemos que ser amigos si no te apetece, pero si podemos ser buenos compañeros.

- ¿Quieres que nos llevemos bien?

Corroboro intrigada por su actitud conciliadora. Yo no he sido especialmente amable con él, pero vamos, que Martín conmigo ha sido un verdadero capullo.

- Pues renuncia y ya lo vemos.

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