C10- El Ying y el Yang

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Si la rueda de prensa del jueves fue aburrida, la del viernes fue incluso peor. Con todo el jaleo que supuso organizarla, ni Sandra ni Yaiza tuvieron un respiro para comprobar el resultado de los libres. Empezaban a cuestionarse si en su trabajo sería importante llevar al día la actualidad del deporte, o si simplemente trabajarían como una empresa participativa en la Fórmula 1 pero ajena a este.

Durante la conferencia de la FIA, los líderes de las escuderías se mostraban más adormilados que los propios pilotos, y demostraban con sus caras que el poner una rueda de prensa a las seis y media de la tarde no era algo que viniese bien a nadie. A lo largo de la misma, y puesto que el tema principal era abarrotar a preguntas a Stefano Domenicalli sobre el estado de los Ferrari, y a Christian Horner sobre el de los Red Bull, las chicas pasaron el rato debatiendo sobre qué hora sería en España, la cual sin duda sería muy diferente a la que ellas levaban.

Ni siquiera las caras de Domenicali o Horner animaban a los periodistas a cesar su cuestionario, y sólo cuando empezaron a repetir las respuestas por enésima vez pareció entrarles en la cabeza que aquellos hombres se querían ir a descansar. Una vez finalizada la rueda de prensa, las chicas fueron a la oficina general de redacción a aportar sus apuntes, y esta vez por suerte si tuvieron que intervenir, pues todos debatían con ahínco qué temas deberían tratar en el informe oficial, ya que todas las respuestas dadas por los líderes de escudería eran iguales.

Tras casi una hora de debate periodístico, se fueron hacia el Paddock para volver al hotel. Fue el primer día de su estancia en Melbourne en el que no se sorprendieron de ver a alguien o a algo por allí, ya era todo de la familia. Por el camino se cruzaron con Fernando Alonso y Pedro De la Rosa, y Yaiza y Sandra aseguraban que ambos eran los pilotos a los que más veían por aquellos mundos, algo que en el fondo les molestaba pues eran los únicos con los que casi no habían tenido palabra.

Casi antes de llegar a la salida del circuito, se encontraron con los dos Nicos, Jenson, Dani y un silencioso Lewis, que hablaban plácidamente sobre la sesión de entrenamientos vespertina. Las chicas se unieron al pequeño grupo sin molestar mucho, y debatiendo internamente si la presencia de Lewis en el mismo círculo social de Yaiza sería algo positivo o negativo para el camino de vuelta al hotel. Pero pareció ser lo primero, ya que apenas se miraron, y si lo hacían eran completando el conjunto de miradas del resto, ya que por algún motivo, Lewis o Yaiza llevaban la palabra.

Los de Mercedes parecían encantados con sus resultados, y Dani pese a los de Red Bull tampoco parecía muy desanimado. Jenson en cambio mantenía su cara de no entender qué pasaba con su escudería por segundo año consecutivo, pero no borraba su sonrisa. El Nico de Force India por su parte se mantenía un poco callado, porque se había salido en la segunda tanda y no le apetecía mucho hablar. Yaiza quiso hacerle alguna carantoña animada, igual que Sandra, pero ambas se miraron previamente y decidieron que mejor esperarse a que Lewis no estuviese delante.

Les pareció más que satisfactorio que Lewis estuviese con todos ellos, y que finalmente hablase con una normalidad que hiciese olvidar lo ocurrido, pero aun así Yaiza prefirió no mantener palabra directa con él, aunque se moría de ganas de preguntarle algo sobre su Mercedes. Por al menos entablar algún tipo de conversación.

En la llegada al hotel, las visitas inesperadas se multiplicaron, y Sebastian, mucho más sinsustancia que Lewis, saludó al grupo con un hola general y le pidió a Dani que le acompañase un momento, yéndose a continuación por un lado bajo la mirada de lo que quedaba de grupo, que prefirió no hablar de la visita del alemán porque tendrían que sacar un tema que tal vez provocaba la marcha de otro de sus miembros.

Mientras terminaban de hablar en el hall y se citaban para dentro de media hora en el buffet, Kimi bajaba sus escaleras con ropa de calle y se disponía a irse por ahí a cenar sin compañía. Pasó por el lado del grupito, y soltó un saludo bastante brusco y seco que según las miradas del círculo, iba dirigido sólo a Yaiza, pues se la quedaron mirando como observando su ausencia de respuesta. Ella no se dio cuenta, y se fue con Sandra a la habitación queriendo no darle importancia. Ni siquiera se quitaron la ropa de trabajo, pues no estaban dispuestas a cambiarse a ropa de calle para en una hora ponerse de nuevo el pijama. Así que esperaron la hora de la cena hablando.

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