C110 - Riendas

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Se negó a quedarse dormido después de aquella aventura. Tras estirarse al lado de Yaiza, se sentó sobre la cama y miró aturdido al dormitorio de Kimi, sonriendo con maldad sin poder evitarlo. Ella estaba completamente despierta y ya había recuperado todas las fuerzas perdidas durante el acto. Miraba a Sebastian esperando escuchar el motivo de su separación corporal.

- Recojamos, anda.-la dio una palmada suave en la pierna y Yaiza copió su postura respondiendo así a su llamada.

- Hoy no hemos destrozado nada.-él rió a la vez que la seguía con la mirada mientras esta se colgaba del lateral de la cama mirando por debajo de la misma. Se alzó de nuevo con una lámpara de mesilla en la mano.- Mira, ni se dio cuenta.

- De lo que se va a dar cuenta es de que hay ropa por toda la casa, así que va –volvió a darle otra palmada- vamos a recoger.

- Tráeme las cosas.-le pidió cuando se levantó. La miró con una ceja alzada y a punto de reír a la vez que se abrochaba los pantalones.- Es que estoy cansada.-hizo pucheros y él negó, cogiéndola del brazo.

- ¿Y perderme el desfile?-la miró de arriba abajo mientras ella intentaba taparse con las sábanas. Le sacó la lengua.- Ni de coña, vaya.

- Imbécil...-caminó en el frente, pero aferrada a la sábana en todo momento. Abrió la puerta y miró por el pequeño hueco que dejó para comprobar que estaban solos. Sebastian esperaba desde atrás.- Aún no han llegado.

- ¿De verdad piensas que estaríamos vivos de haber llegado ya?-ella rió y dio un brinco al sentir las manos de Sebastian en su cintura.- Venga.-insistió en que saliese y ella cumplió, topándose con su camiseta extra grande tirada en el suelo.- Mira, primera prenda.-ella rió y fue hacia ella para cogerla, haciendo una bola con la camiseta. Sebastian la volvió a mirar con una ceja levantada.- ¿No te la pones?-ella resopló y puso los ojos en blanco, y con tal de no alargar su jueguecito, se quitó la sábana y se puso la camiseta sin darle tiempo al chico a disfrutar de la imagen.

- Eres pesado.-protestó yendo hacia la escalera. Ambos reían por lo bajo.

- De pesado nada, como novio digo yo que tendré algún beneficio.-la abrazó por la cintura mientras llegaban al escalón. Ella se sentía incapaz de bajarlo con sus manos rodeando su cuerpo y se agarró a los barrotes de madera para mantener el equilibrio.- ¿Por aquí no hay nada?-miraba a cada lado.

- Parece que no.-llegaron a la cocina y Sebastian se puso su camiseta, que estaba tirada en el suelo completamente arrugada.- Vaya pintas.-protestó por la imagen del chico. Este se miraba de arriba abajo.

- ¿Qué pasa? ¿Tan mal voy? Tampoco me voy a vestir de gala para recibirles.-ella rió.- ¿Ya está?-ella asintió y se encogió de y hombros.

- Parece que sí.-se abrazó a él por el cuello mientras Sebastian imitaba su gesto asintiendo. Rieron antes de darse un corto beso y los dos se giraron hacia el pasillo en donde el ruido de la puerta cortaba el silencio.- Llegaron.-informó sin necesidad. Ambos fueron hacia el pasillo y vieron a Kimi y Sandra entrando cargados con bolsas.- ¿Habéis dejado algo en el super?

- A las cajeras.-bromeó el finlandés.- ¿Tú no tienes frío?-había alzado la mirada de las bolsas para mirar a Yaiza al contestarla, y la vio con la camiseta gigante que llevaba. Yaiza hizo como que se pensaba la respuesta para contestar de forma bromista, pero sin saber cómo, sintió un escalofrío subiendo por sus piernas. Abrió los ojos como platos y miró rápidamente a Sebastian, pellizcándole el brazo. Este fue a gritar pero ella le hacía gestos de alarma mientras Sandra y Kimi hablaban sobre dónde guardar la comida.

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