C83 - Punto y seguido

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Sabía que no debía estar en aquella sección del local sólo por el pasillo que recorría, y el no dar con un baño que la ayudase a aferrarse a un grifo la hacía andar más deprisa. El estrecho corredor que recorría estaba lleno de cajas y baúles metálicos, y todas las puertas que quedaban en las paredes frente a ellos se identificaban bien poco con un servicio. Al final del pasillo, la última puerta parecía dar paso a uno de los baños del personal privado del local, y sin mucho miramiento, entró dando un portazo, dejándose caer sobre la pila mientras abría el grifo al máximo.

Se mojó la cara, y sólo cuando sintió más frío que calor decidió cerrar el paso al agua. Siguió apoyada en la pila, y respiraba ya con una velocidad más natural mientras se miraba fijamente en el espejo. Se observaba a sí misma como si observase a otra persona. La juzgaba y castigaba por todo lo que había ocurrido recientemente, y pese a sus intenciones de hacerla sentir remordimientos, la Sandra del espejo se mostraba claramente negada a reaccionar.

Sintió que el calor volvía a ella, pero no quería volver a mojarse. Se recogió un poco el pelo, sólo los mechones que le daban en la cara, y se los amontonó en un pequeño moño que quedaba solitario detrás de su larga melena rizada. El poco aire que por allí corría paseaba ahora mejor por la piel húmeda de su rostro, y exhaló con tranquilidad antes de ir de nuevo a la puerta para salir del baño. Cerró con mayor calma con la que había entrado, pero esa paz que le había proporcionado el refrescarse y airearse se esfumó a saber dónde cuando Sandra vio a Kimi justo allí, de frente a la puerta. Con la misma expresión con la que le había visto toda la semana.

La chica volvió a exhalar, esta vez con disgusto y desánimo, y empezó a negar desganada mientras empezaba a andar rumbo a la salida de aquella zona prohibida.

- Sandra.-daba igual si él la llamaba, la chica caminaba sin mucho entusiasmo hacia la salida, negando con cada paso como si intentase convencerse de que no debía frenar ante él.- Sandra, para.

- No.-decidió ayudarse ahora de palabras, y aunque el monosílabo salió de su boca con decisión y de manera repetitiva, cada vez que lo oía menos sentía la capacidad de obedecerlo.

- Oye, en serio—

- ¡No!-se giró de forma brusca, y quiso mandarle a él el mismo mensaje que se pretendía mandar a sí misma. No quería verle, ni hablar con él ni mucho menos escuchar lo que él pudiese decirle. Le suplicaba con los ojos llorosos que la dejase ir, pero la frialdad con la que él la miraba convertía su lamento en rabia.- Ya está bien.-las fuerzas estaban concentradas en hacerla huir, y apenas se la escuchaba al hablar. Kimi se mantenía frente a ella, y pese a la insistencia de la chica, él no tenía intención de dejarla marchar.

- Tenemos que hablar.

- ¿Ahora?-protestó. Él asintió pese a que Sandra no preguntó buscando una respuesta.- No quiero hablar, Kimi. Ni ahora ni nunca.

- Pero tenemos que hacerlo, no vamos a estar así siempre—

- ¿A ti qué más te da?-el volumen de su voz seguía siendo bajo, pero la tonalidad con la que las palabras salían disparadas de su boca cada vez era más enfurecido.- Eres capaz de vivir sin que nada te influya, eso es algo que me ha quedado muy claro.-Kimi se mordió el labio inferior con rabia pero el resto de su rostro se mantenía igual de enigmático. Sandra se giraba para echar a andar, pero volvía a su posición de cara a él de forma involuntaria sin saber por qué. Se paseaba en el mismo recuadro de azulejo que pisaba una y otra vez, y miraba con desprecio las cajas y baúles de su lado, a las cuales quería dar una patada sin miedo a romperse el pie. Apretaba sus manos en dos puños, y el hecho de que Kimi siguiese en silencio no la ayudaba a calmarse.

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