C66 - Complicaciones

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Le iba a costar mantenerle la palabra a Sandra, pese a que ella le había insistido bastante en que lo hiciera. Cuando la chica se metió en el cuarto con Yaiza, estuvo a punto de incumplirla subiendo a la cubierta en busca de su amigo para pedirle explicaciones sobre por qué le exigía a la chica que se lanzase con él, pero no le dio tiempo siquiera a planear sus primeras palabras cuando el chico en cuestión entraba por la puerta del cuarto pretendiendo ignorar a Sebastian, que estaba sentado sobre la cama baja. Kimi se quitó las deportivas en dos gestos limpios, y de un impulso aún más directo se subió a la cama ante la mirada atónita de Sebastian.

- ¿Se puede saber qué haces?-le reprochó su actitud poniéndose de pie, mirando al que ya estaba tumbado que le devolvía el gesto mientras intentaba colocar su almohada.

- ¿Dormir? O intentarlo al menos—

- Por qué le has dicho eso.-pidió disculpas mentalmente a Sandra por faltar a su palabra y esperó que le entendiese al no poder controlarse ante la actitud pasiva de su amigo.

- No voy a hablar de eso.

- Oh sí, Kimi, sí que lo vas a hacer.-estaba realmente enfurecido y necesitaba que el chico le diese una explicación que él lograse entender. Kimi, que se había apoyado sobre sus antebrazos para mirarle, aunque ahora lo que hacía era negar con la cabeza mirando al techo, como si esperase que alguien bajase del cielo para llevarse a Sebastian de allí.

- ¿Por qué no te acuestas?

- Dime por qué le—

- Porque me ha dado la gana.-zanjó el tema con esa frase, intentando comprender por qué se dejaba llevar por la mentira de Sandra para seguir haciendo daño a Sebastian en vez de decirle la verdad. Le miró durante unos segundos antes de dejarse caer de nuevo sobre la almohada y darle la espalda al chico, que no terminaba de entender todo aquello sin verlo como una situación completamente rara.

A la mañana siguiente, era Kimi el primero en poner los pies sobre el suelo del yate. Puesto que ni siquiera reparo en cambiarse de ropa la noche anterior, salió con el mismo chándal que llevaba a la zona de la cocina y allí preparó café sin control para alimentar a un regimiento. Se echó una buena cantidad en una taza, y se la tomó apoyado sobre la encimera de la cocina.

Se masajeaba la frente esperando que lo que le escuchó decir a Yaiza la noche anterior fuese todo mentira, pero tenía las imágenes tan nítidas y clavadas en su recuerdo que era inútil intentar borrarlas. Pensaba en cómo actuar frente a Sebastian, más que nada porque no podía ignorar el hecho de que no iba a dirigirle la palabra a Yaiza y su amigo lo notaría con creces. Mientras le daba vueltas sintió que alguien entraba a la habitación en la que estaba, y puesto que ni le reprochaba nada ni intentaba suplicarle ayuda, entendió que debía ser Sandra, y no le sorprendió descubrirlo cuando la chica se apoyó de espaldas a la encimera en la que él estaba tumbado como si tuviese resaca.

- ¿Podemos hablar?-Sandra fue la que inició la conversación, y a Kimi le entró un repentino dolor de cabeza que empezó a cuestionarse si sería por culpa del licor que le ofreció su amigo en aquel restaurante. No respondió a su pregunta, pero ella la esperaba antes de seguir hablando.

- Haz lo que quieras.-terminó diciendo, y cogió su taza de café para ir al sofá a sentarse al lado de la ventana. Sandra llenó otra taza con café y fue a su encuentro, sentándose justo en frente en ese sofá circular. Le miraba mientras paseaba sus dedos por la taza, buscando cómo hablarle, y Kimi la ignoraba mirando por la ventana con ojos achinados por culpa del sol.

- Perdón por el marrón de anoche.

- No sé de qué me hablas.-se repetía la escena del día anterior en la que ella le ignoraba por hipnotizarse con el mar, solo que ahora las tornas se cambiaban.

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