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C124 - Vendetta, segunda parte

No era un pringado. Se lo repetía una y otra vez mientras se escondía tras las gafas de sol que le habían dejado. No sabía qué hacer delante de ella, y el tiempo que esperaba a que Yaiza le abriese la puerta lo usaba para aceptarse a sí mismo como algo contrario a un pringado. No recordaba nada de lo que Sandra y Lewis le habían dicho, no en ese instante, porque en su cabeza sólo quedaban los comentarios de Dani burlándose sobre su inutilidad. Y se repetía una y otra vez que no era un pringado, y que Yaiza tenía las mimas debilidades y posibilidades de caer que él.

Sintió su cuerpo recargado cuando ella abrió la puerta, como si estuviese formado por una batería que llegaba a su tope llenándole de vitalidad. Yaiza, que llevaba unos shorts vaqueros y una camiseta de tirantes blanca, le miraba con el ceño fruncido y media sonrisa a la vez que comprobaba en su móvil la hora que era antes de dejarlo sobre la mesilla de la entrada.

- ¿Qué haces aquí?-estaba intrigada tanto por su presencia como por su imagen, la cual recorría de arriba abajo mostrando asombro.- ¿Qué te ha pasado?-rió.

- Nada.-Sebastian se mantenía serio, sin mostrar ningún tipo de sensación, intrigándola aún más. Señaló al interior del dormitorio de forma dejada, sin siquiera mirarla aunque ella no podía comprobarlo por culpa de sus gafas de sol.- ¿Puedo?-hablaba con la misma desgana con la que se expresaba. Ella asintió intentando no reír, echándose a un lado para darle paso.

- ¿Qué haces aquí?-repitió.

- Ya te he dicho que nada.-Yaiza asintió exagerando la ironía que mostraba a la vez que le seguía al interior del dormitorio. Él seguía mostrándose inexpresivo, pero el detalle de la maleta de la chica abierta de par en par sobre la cama llamó su atención.- Veo que ya lo tienes todo a punto.

- Más o menos...-se acercaba a la cama, aún con intriga.- Con eso de la fiesta de esta noche no quiero dejarlo para última hora, que el vuelo a Australia será largo.

- ¿A qué hora salís?-seguía mirando la maleta, ignorando la presencia de la chica, que se acercaba ahora a una silla a por unas camisetas.

- Sandra me ha dicho que muy pronto.

- Vaya.-mostró un ápice de disgusto irónico que hizo que Yaiza frunciese el ceño completamente perdida. Se sonrió por su actitud.

- ¿Vaya?

- No, nada.-su actitud pasiva seguía latente.- Entonces he hecho bien en venir ahora.

- ¿Por?-sujetaba las camisetas que había cogido sin recordar que las sostenía. Sebastian miraba la maleta a la vez que ahora paseaba su mano por la ropa, cotilleándola mientras la revolvía ligeramente. Ella le observaba atenta.

- Me voy dentro de un rato.-pausó.- A Italia, digo.

- ¿Tan pronto?

- Sí. Así que he hecho bien en venir y así despedirme.

- ¿Y qué pasa con la fiesta de esta noche?-Sebastian se giró levemente hacia ella, aunque Yaiza no sabía si la miraba o no por culpa de esas gafas que ya empezaba a odiar. La volvió a dar la espalda soltando una leve risa. Yaiza frunció el ceño.

- ¿Tengo yo algo que celebrar?

- N-no.-la intimidaba la forma de hablar entre susurros y de comportarse que tenía.

- ¿Entonces?

- B-bueno, no sé... -se encogió de hombros.- Vamos a ir todos, pensé que te quedarías.