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C61 - Para el olvido

Volvió como pudo hacia el interior de la fiesta, en donde los tres que esperaban habían borrado su sonrisa después de que Sandra pusiese en situación a todos los presentes. Se sentaron en un sofá y estuvieron allí durante una hora en la que apenas hubo conversación. Dani estaba tan serio que Sandra no paraba de mirarle para pedirle que cambiase el gesto, pero el chico se sentía tan mal por lo que había pasado que no se atrevía a abrir la boca por si lo estropeaba todo. Kimi estaba medio tumbado sobre el sofá, y de vez en cuando miraba de reojo a Yaiza para ver si seguía serena o se había derrumbado.

Pero la chica estaba tan disgustada consigo misma que no se iba a dar ni el placer de desahogarse llorando. Estaba acomodada de lado en el sofá, dándole la espalda así a sus tres compañeros, renunciando a cualquier tipo de conversación que pudiesen iniciar. Pensaba en Sebastian y en cómo había vuelto a echar por tierra todos sus avances con el chico. Entendía su enfado y sus palabras, y por más que su demonio intentaba ayudarla recordándola que era un simple juego con Dani, ella se aliaba con su angelito para renegar de su idea sobre lo divertido que sería besar al chico. Llevó su mano hacia su cara y se masajeó la frente pretendiendo bajar el dolor de cabeza que no la dejaba ni siquiera hablar consigo misma.

El silencio siguió reinando en esa fiesta tan poco entretenida, y fue Kimi el que decidió poner en marcha a los demás proponiendo volver al hotel a descansar. Sandra avisó a Yaiza, pues la chica estaba tan desconcentrada de su alrededor que ni siquiera escuchó a Kimi, y salieron de allí andando a paso lento. Las dos chicas iban juntas, y era Sandra la que miraba de vez en cuando el estado de su amiga intentando encontrar una guía para saber consolarla por enésima vez. Kimi iba por delante de ellas, y Dani iba por detrás, mirándolas de vez en cuando aún más incómodo que antes. Llegaron al hotel y se despidieron los unos de los otros sin mucha efusividad, y cuando todos llegaron a sus dormitorios se quedaron dormidos en el acto, como si llegasen de una batalla.

A las ocho y media, el despertador de las chicas se ponía en funcionamiento, y con más retraso en el cuarto de Yaiza que en el de Sandra, ambas se reunían a eso de las nueve en el buffet para desayunar. Sandra intentó sacar conversación más de una vez, pero Yaiza no parecía tener muchos ánimos para seguirlas. Se quedaron en silencio, y como si recibiese un rayo, Yaiza se paró para observar a su amiga y llenarse de culpa.

- Lo siento.-comentó, y Sandra dejó de masticar su tostada para mirar a los lados en busca de un motivo por el que su amiga se disculpase.

- ¿Fof fé? –intentó preguntar Sandra.

- Por estar así. No es justo que me tengas que aguantar ahora después de lo que te ha pasado.

- ¿Qué me ha pasado?-tragó a tiempo para poder seguir hablando.

- Lo de Nico, se suponía que lo de anoche era para intentar animarte y me he comportado como una idiota.

- Yai.-frunció el ceño.- No pasa nada ¿Vale? O sea.... No tienes que disculparte. No al menos conmigo.-lo dejó caer. Yaiza la miró con indignación, pues no esperaba que terminasen hablando de ello.- No me mires así, yo tampoco entendí mucho el beso.

- En realidad me pareció que a todos nos encantó cuando salvé a Dani de la Barbie. Incluida a ti.

- Ya, bueno.-reconoció.- Pero no me acordaba de Seb. Y me da que tú tampoco.

- Era una broma. Sólo una broma. Entiendo que se enfade, porque bueno... Tiene razón en muchas cosas.-las cuales no le apetecía recordar.- Pero sigue siendo una broma...

- Pero pobre Seb, tía. Dani ya no sólo le gana en pista, ahora también fuera.-intentó ser graciosa, e incluso decidió reírse de su propia broma, pero Yaiza lo único que hizo fue seguir mirándola con indignación mientras sujetaba un trozo de magdalena con la mano.- Vale, perdón.