Volvía a sentirse agotada tras largas horas de sueño. Se había quedado dormida tal cual cayó sobre el colchón después de hablar con Sandra, algo que según su subconsciente había sucedido apenas minutos atrás y no las horas que en realidad marcaban el reloj.
Como buen miércoles, el trabajo carecía de un horario estricto. Se acomodó por el lateral del colchón sin desvelar a una Sandra que seguía dormida para coger el teléfono y ver las dos llamadas perdidas de Britta. No quiso responderla, no sin antes haber aclarado consigo misma qué iba a hacer respecto a su situación laboral. Tras absorber todo el oxígeno que sus pulmones le permitieron en un simple gesto, se puso en pie para salir a la terraza y darse tiempo para llevar esa rauda tarea.
Se sentía demasiado decaída para como recordaba el fin de la noche anterior. Pese a su llanto y su constante angustia, cerró los ojos con una cierta paz proporcionada por las palabras que Sandra había insistido en hacerla escuchar. Intentando dormir, se esmeraba en despejarse de la idea de que tal vez todo era más sencillo de lo que había imaginado. Sin embargo esa misma mañana, sentada en una silla de metal en el balcón con los pies sobre la barandilla, asumía que pese a todo, las cosas eran más complicadas de lo que querían hacerla ver.
Su móvil se paseaba entre sus manos, aún con las llamas de Britta en su pantalla. Mantenía la mirada perdida en sus propias piernas, siendo el paisaje frente a ella incapaz de atraer su atención.
En su mente, la simple idea de encarar a Sebastian ese día se le hacía cuesta arriba. Si no asumía una responsabilidad respecto a su trabajo, tarde o temprano a lo largo del miércoles tendría que verle, y conociendo a Britta, seguramente hablarle en privado. Algo que sin duda no formaba parte de sus deseos en ese instante.
Salió de su trance visual apenas dos segundos para girar su rostro y mirar a través del cristal a una Sandra que seguía durmiendo como una niña pequeña. Recordaba cada una de sus palabras a la perfección. No la guardaba rencor por ninguna de ellas, pero esa mañana sentía que había intentado convencerla de algo que en el caso opuesto habría sido prácticamente imposible. Tuvo tiempo suficiente en esa terraza para recordar todos los acontecimientos que a lo largo del año se habían sucedido entre Sebastian y ella, como ya nombró su amiga en su última conversación. Tanto los buenos como los malos. Claramente nada era tan sencillo como Sandra la quiso hacer creer.
Guardaba con demasiado cariño los buenos recuerdos. Los viajes parecían insignificantes en comparación con pequeños detalles que el chico había tenido con ella desde el primer día. Palabras, gestos, compañías o simples despertares el uno junto al otro. No eliminaría de su recuerdo ni el más pequeño momento junto a él, pues cada segundo a su lado le hacía añorar el anterior y esperar con ansia el posterior. Y ese simple deseo se enfrentaba en una batalla campal en su cabeza cuando los malos hacían su entrada. Para desgracia, eran demasiados.
Quería protegerse en todos los abrazos que Sebastian le había dado a lo largo de todo ese tiempo, pero se sentía fría entre sus brazos a la hora de imaginarse en ellos. Demasiadas complicaciones, demasiadas discusiones. Demasiados malos momentos para ambos que acabaron en la situación en la que se encontraban.
Si algo tenían de cierto las palabras que Sandra le había hecho saber de una forma u otra, era que al fin y al cabo, peor no podían hacerlo ya. A esas alturas, lo único que se le pasaba por la mente a Yaiza para poder estropear aquello aún más, era repetir la situación entre Sebastian y Sandra pero entre ella y Kimi. Y para empezar, sentía náuseas sólo de imaginárselo. No podría hacerlo ni aunque se lo plantease seriamente. Ni aunque fuese una venganza organizada, demasiadas personas saldrían mal paradas de algo así como para querer simplemente imaginárselo.
Pero es que la simple idea de haberse acostado con Nico apenas unas semanas atrás la torturaba de la misma forma. Sentía escalofríos sólo de imaginar la cara de Sebastian si se llegase a enterar de algo así. Algo le decía que en cierta parte, Sandra también tenía razón en cuanto al momento en el que sucedió todo. Sebastian no podría echarle nada en cara, pues él venía de hacer algo peor. Pero eso volvía a dejarla en ese puesto vengativo en el que siempre se había visto inmersa.
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MAPS
FanfictionTemporada 2014. Necesitaba darle un giro a su vida, y para ello se enfundó en su mejor vestido e ideó el mejor plan posible... un plan que se le iría de las manos y que acabaría llevándola a ella y a su amiga al lugar más deseado de la manera más in...