C173 - Intento de acuerdo

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Ignorar todo mal que pasase por su mente nunca había sido tan complicado. Nadie parecía tener las cosas ni medianamente claras esos días, y las noches en vela eran testigo de ello.

Kimi apenas pudo dirigirle la palabra a Sandra en lo que quedaba de cena. Cualquier cosa que dijese sólo serviría para empeorarlo todo y darle más motivos a la chica para sentenciar cualquier posible cambio de opinión. Decidió irse a su dormitorio de manera temprana, dejándose caer sobre la cama y dando gracias a la mañana siguiente a su conciencia por haberle dejado descansar. Sandra por su parte se tomó unos minutos más para regresar a su habitación tras esa cena poco favorecedora. Estuvo frente a la puerta del hotel, esperando que Sebastian llegase para al menos no sentirse tan mal consigo misma, pero el alemán no regresó hasta horas después de que la chica ya yaciese en su cama.

Era difícil comprobar quién había tardado más en pegar ojo, si Sebastian o Yaiza. A la mañana siguiente, ambos despertadores sonaban a una hora similar, haciéndoles ponerse en marcha pensando en que lo poco que hubiesen dormido no habría servido de nada.

Cada uno afrontó el día de diferente manera, aunque guardando ciertas similitudes en cuanto a su funcionamiento. Sebastian apenas prestaba atención a lo que le rodeaba, buscaba pese a todo y de forma descarada cualquier suceso que pudiese provocar la aparición de una Yaiza que, en cambio, se aferraba a su asiento en la central de Red Bull para no abandonarlo. Britta no pudo más que darle malas noticias al chico, asegurándole que tanto ese día como al menos el siguiente, todo quedaría en sus manos. Su jefa de prensa no quiso indagar en los problemas que podían haberse dado dentro de la pareja, pero se dedicaba a imaginar mientras paseaba entre uno y otro. En sus visitas a la central, mentar al chico provocaba que Yaiza bajase la mirada buscando no dejarse notar. Algo inútil y que sin duda desconcertaba a una Britta que, a esas alturas, veía con buenos ojos el no tenerlos juntos.

El viernes se dio de forma similar. Yaiza había pasado el día anterior encerrada entre cuatro paredes que la impidieron hasta disfrutar de una cena en el hotel. Convenciendo al personal del mismo, pudo subir algo de comida a su habitación para al menos no hacerle frente a la noche con el estómago vacío.

Sebastian dio gracias por no cruzarse con nadie más que con Dani y Sandra, que con respeto y tacto, buscaban de alguna forma amenizarle las mañanas cada vez que se cruzaban en el motorhome o en el garaje.

Sandra era sin duda la única que, habiendo visto ya todas las posiciones del grupo, seguía buscando la manera de hacerse ver con los tres a la vez. Pasó la hora de la comida acompañada de Dani y también de una Yaiza que sólo aprovechó esa hora para salir de su central. La cena, esta vez más correcta, la decidió pasar con un Kimi que aceptaba a compartirla con ella siempre y cuando su grupo de amigos quedase a un lado por un día. No le vino mal a la chica enfrentarse a esa soledad junto al finlandés, que apenas hablaba y mucho menos se dirigía a ella con respecto a Sebastian.

Hasta que no llegó el sábado, allí nadie parecía querer afrontar los problemas.

- Paso de dormir contigo a no verte en días.-Yaiza sintió cierta tirantez en las mejillas al intentar sonreír ante el comentario que Kimi le hacía. Estaba frente a su puerta tras haberla llamado. Yaiza ya estaba preparada para bajar.

- Estoy encerrada.-informó.

- Algo me ha comentado Sandra, sí.- separó un poco los brazos para que Yaiza pudiese abrazarle. Cada vez guardaban más cosas esos gestos entre ambos.- ¿Estás bien?-la notó reír. No de forma muy sincera.

- Perfectamente ¿no me ves?-él sonrió con pena.- Creo que como tú.-asintió, poniéndose en marcha hasta el restaurante. Apenas hablaron de nada serio hasta que no empezaron a comer.

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