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C60 - Una realidad poco esperada

A Yaiza le dolían los pies por intentar correr detrás de Sandra. Ni siquiera sus intentos para pararla a base de gritos hacían efecto, y Sandra parecía haberse evadido de todo lo que la rodeaba y que se salía de la línea recta que fijaban sus ojos frente a ella. Iba derecha al hotel, sin ganas ni de hablar con Yaiza ni con nadie.

Una vez tuvieron el hotel a vista, la más cansada se quitó los tacones y fue corriendo de puntillas detrás de Sandra mientras esta pasaba por la puerta sin preocuparse en si se chocaba con alguien por el camino o no. La más atrasada se disculpaba con la gente de parte de su amiga, y viendo que esta ni siquiera la esperaba en el ascensor, decidió subir a prisa las escaleras para cruzarse con ella. Llegó a la segunda planta pero allí no parecía haber parado el ascensor y, asustada, siguió subiendo hasta la tercera, en donde la chica se cruzaba con su amiga que corría a prisas hacia la habitación 321.

Sandra llamó con rabia a la madera, que tembló sujetada por los marcos, y Yaiza decidió pararse a un lado mientras se subía de nuevo a sus tacones esperando que Sandra supiese controlarse. Sin embargo sus esperanzas no tuvieron cabida en esa circunstancia, y cuando Nico abría la puerta medio adormecido, demostrando que se acababa de levantar, Sandra explotaba.

- Eres un hijo de puta.-se llenó la boca con el insulto, el cual no tuvo problemas en entender el piloto aunque se lo dijesen en castellano. Nico perdía el sueño en apenas unos segundos, y miraba a la chica sin entender qué pasaba.

- ¿Perdón?

- ¿Quién te crees que eres para decirle a la gente que no se acerque a mí?-Nico cogió aire al haberse introducido finalmente en el contexto, e intentó imitar a Sandra en el uso de la voz, hablando más bajo de lo normal.

- No sé qué te han dicho per—

- Pero qué.-volvía a acudir a su presión para retar al chico de enfrente a darle un motivo para creerle. Nico estaba completamente calmado, frente a los nervios muy controlados que mostraba Sandra pese a usar una voz temblorosa.- ¿Le dijiste a Kimi que no se acercase a mí?-Se miraban, pero Nico no quería responder a esa pregunta, porque la chica necesitaba un monosílabo, y él necesitaba un largo discurso para explicarse.- Contéstame.

- Sí.-le dijo lo que quería oír, y ahora la que llenaba los pulmones de oxígeno era ella, que esperaba oír un negativo que la hiciese tener razón a la parte de su conciencia que no quería creer la versión de Kimi.- Pero dudo que te lo hayan explicado bien.

- Entonces explícamelo tú.-Nico estaba apoyado sobre el marco, con la cabeza pegada al metal, y miraba hacia la puerta a su lado agotado por el cansancio y por las pocas ganas que tenía de contarle a la chica por qué hizo todo aquello por lo que estaba enfada.

- Conozco a Kimi—

- Todos le conocemos.

- Tú no le conoces como yo, y sé cómo actúa frente a la gente, sobre todo frente a gente como tú.-Sandra alzó las cejas, y Yaiza, que se sentía insultada tanto por la parte de su amiga como por la de Kimi, imitaba el gesto acercándose un poco hacia la puerta para ver de primera plana el discurso.

- ¿Como yo?

- Me refiero a chicas.

- Nunca había oído una referencia a las chicas tan despectiva.

- No me malinterpretes...-le pedía, pero sin mucha intención.- Sé cómo actúa Kimi para tener todo lo que quiere o le gusta, y él tiene un don para atraer a la gente pese a ser un imbécil.

- Kimi no es un imbécil.-Yaiza intervino, y Nico la miró como pidiéndola explicaciones para saber qué hacía allí interrumpiendo. Miró a Sandra esperando que ella pensase lo mismo de la aparición de su amiga, pero su mirada mostraba que estaba de su parte, tanto por su interrupción como por lo que decía.