C42 - Hechos un lío

90 5 0
                                    

Se dejaba tumbar en la cama, sin mucho impedimento. También dejaba que los labios de Kimi recorriesen su cuello a tanta velocidad que no le daba tiempo a sentirlos. Gemía sólo de sentirle, y cada vez que él la miraba su corazón se aceleraba todavía más. Kimi desabrochó la camisa de la chica en un abrir y cerrar de ojos, y empezó a recorrer su abdomen con la boca hasta llegar a su pecho, en donde se paró a jugar. Ella se encogía bajo él y no le vio venir cuando volvía a besarla con la misma furia que antes.

Estaba sentado sobre ella, y de un impulso se echó hacia atrás, manteniéndose de rodillas en el colchón, y la chica aprovechó para observarle a él y a su traje negro. Kimi la miraba fijamente, y se desabrochaba con las manos la corbata roja de su cuello. Sandra tragaba saliva, como si observase una escultura histórica cobrando movimiento.

Volvió a bajar a ella y continuó con los besos por su cuello. Sandra no soportaba verle con tanta ropa, y pese a que con ella le encantaba, decidió llevar sus manos a sus hombros y llevar hacia atrás su chaqueta, dejándole con la camisa, la cual empezó a desabrochar justo después. La dejó abierta, observando su torso como si observase el paisaje más espectacular del mundo tras correr unas cortinas. Lo recorrió con sus dedos y disfrutó del frío de su cuerpo. Él seguía besando su cuello y volvió a sus labios mientras se desprendía de la camisa. Llevó sus manos a los pantalones de la chica, y los bajó de un tirón sin llamar su atención. Masajeó su sexo sobre su lencería a la vez que la negaba el beso que ella buscaba. La sonreía con picardía, como si le encantase el rumbo de su partida, pero ella se desesperaba bajo su cuerpo, y decidió tomar medidas. Llevó las manos a la parte trasera de su pantalón y lo fue bajando hasta dejarle en calzoncillos.

- Sandra...-decía su nombre, tembloroso.

- Sí...-ella le animaba a repetirlo, y él paraba cada beso que la daba para llamarla.

- Sandra...Sandra...-nunca le había gustado tanto su propio nombre.

- Sí...-insistía. Sintió calor en su entrepierna y un placer absoluto a la vez, y fue a gemir con todas sus fuerzas cuando él gritó de nuevo su nombre.

- ¡Sandra!

- ¡Joder!-se incorporó en la cama de un golpe, y vio que estaba empapada en sudor. Respira a toda prisa, y no miraba hacia ningún lado por el susto que aún la poseía. Seguía cogiendo aire cuando oyó de nuevo su nombre.

- ¡Sandra, como no abras tiro la puta puerta abajo!-miró hacia la entrada de su dormitorio, con tanto odio que deseaba que se cayese hacia atrás, en donde estaba Kimi aporreando. Se tumbó de nuevo con las manos en la cara, intentando entender por qué su subconsciente le había jugado semejante mala pasada al hacerle soñar con esa escena.-¡Sandra!

- ¡Qué!-gritó tan fuerte como él, y Kimi decidió tomar aire al otro lado para no tirar la puerta abajo. La chica se levantó y abrió la puerta en un movimiento seco, y pese a que había ido decidida a mandarle callar por los gritos, se quedó muda al verle y al acordarse de lo que acababa de soñar.- Q-qué.-repitió, y él la miraba con los brazos cruzados vestido con una camiseta de manga corta negra y unos vaqueros claros. Separó los brazos como si le preguntase con ellos.

- ¿Se puede saber qué coño haces? Llevo diez minutos llamando.

- Dormía.-le miró de arriba abajo sin querer y retiró la mirada rápidamente, dando gracias al ver que Kimi no se enteraba de nada.

- Son las once, o espabilas o va a llevarte al circuito Pedrosa en su moto de juguete.-se fue de la puerta de la chica y entró de nuevo en su cuarto, y una vez Sandra oyó la otra puerta cerrarse con un golpe seco, ella hizo lo mismo aún más fuerte para quedar por delante.

MAPSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora