C34 - Arrepentimiento

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Desayunaba en la cocina como si fuese suya, y no le preocupó dejar a su amigo sin tostadas. Cuando Sebastian llegó a la habitación le miró con cara de pocos amigos, y Kimi se escondía entre su mermelada para que él no le reprochase nada.

El dueño de la casa fue hacia la encimera a coger un poco de café mientras también se llenaba un vaso de zumo de naranja. Llegó a la mesa con ambas cosas, y tras sentarse como si nada, le quitó a Kimi la tostada que estaba a punto de ingerir.

- ¡Eh!

- Mi casa, mis tostadas.-sentenció. Y apenas llevaban hablando dos segundos y Kimi ya quería matarle.

- ¿Así me lo pagas?

- ¿Egh gué?-preguntó con la boca llena de pan.

- Que te presentase a Hanna.-el alemán empezó a toser y lejos de ayudarle, Kimi vio como la naturaleza se vengaba del ladrón de su amigo.

- A qué viene eso ahora.-se daba golpes en el pecho.

- Me has robado una tostada, y yo ayer fue buen amigo contigo.

- ¿La trajiste intencionadamente o algo?

- Hombre, no estaba en mis planes, porque no sabía que estaba aquí, pero por lo que veo vino bien.

- ¿Por qué piensas eso?-quiso volver a darle otro mordisco al pan, pero esperó para no atragantarse de nuevo.

- Para empezar estás vivo y no te has tirado por una ventana, que era lo que me esperaba.

- ¿Esperabas que me tirase por una ventana?-preguntó con sorpresa irónica.

- Sí, por eso vine, para quedarme con tu casa.-lo decía con tanta naturalidad que Sebastian dudaba en si sería verdad o no. Reía y comía más tostada. Se mantuvieron en silencio hasta que el chico acabó de comer.

- A lo mejor salimos esta noche.

- ¿Hanna y tú?

- No.-se empezaba a poner nervioso con los comentarios de su amigo.- Todos. Ella a lo mejor trae unas amigas.

- O sea que para ti Hanna y para mí las demás.-Sebastian reía pese a ser interrumpido de nuevo.- Eso está mejor, amigo.-le dio un golpe en la espalda.

- Nadie es para nadie, sólo te estoy informando.

- Me parece bien.

No les apetecía hacer mucho por la mañana. Estuvieron en el jardín, y mientras Sebastian leía, Kimi se quedaba dormido en la tumbona como si hiciese años que no descansaba. A la hora de la comida, Sebastian se levantaba de la tumbona en la que él estaba. Ambas se situaban justo en el borde de la piscina, a decisión de ambos, pues el agua moverse les tranquilizaba bastante. El alemán se fue a dirigir a la casa de nuevo y llamó a su amigo.

- Despierta, tú.-le gritaba, pero Kimi no se inmutaba.- Kimi.-Estaba parado a su lado, y le miraba riéndose.- ¡Kiiimiiii!-pero era imposible despertarle, y se acordó de la mañana anterior, en la que se tiró un largo periodo de tiempo intentando despertarle. También se acordó de cómo estuvo a punto de ahogarse esa misma mañana con la tostada por su culpa, y pensó en vengarse.- Tú te lo has buscado.-Se agachó para coger la tumbona por el lateral y la alzó, haciendo que el chico cayese al agua. La risa de Sebastian ocultaba los mil gritos que Kimi le dedicó, y cuando llegó a la cocina aseguró que le dolía el estómago de tanto reír. Se sentó en la silla a esperar a su amigo, y este llegó con los brazos en jarra completamente chorreando.- ¡Vas a mojarlo todo!-seguía riéndose y la bronca que le echaba parecía de críos.

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