Además de su bronca con Sandra, si había algo que le sentaba mal era el no haber acudido a trabajar. No sólo se arriesgaba a ser despedida, como otras tantas veces, sino que también le había creado un problema a Sebastian con su jefa de prensa y el medio alemán con el que tenía la cita al no haber acudido a la misma.
Pero a Sebastian parecía darle completamente igual aquello. Acompañaba a Yaiza hasta el hotel, como si él no se alojase en el mismo y fuese un adolescente que acompaña a la chica que quiere a casa. No hablaron durante el trayecto, y sólo cuando fueron a entrar al ascensor se propuso decir algo.
- Deberías hablar con ella.
- Lo sé.-a Yaiza no le apetecía nada hablar, ni siquiera con Sebastian. Mucho menos con Sebastian. El chico sonrió sin ganas, mirando al suelo, sabiendo que no iba a conseguir sacarle muchas palabras más a la chica. Llegaron a la segunda planta, y ella fue a bajar.
- Te veo mañana.-se despidió él, que pulsaba el botón número cuatro.
- Sí...-se quedó frente a él, mirándole mientras este se apoyaba sobre la pared del ascensor con las manos en los bolsillos. Y ambos gritaban en silencio que las puertas se cerrasen ya para no tener que estar mucho tiempo más mirándose. Una vez que estas se juntaron, Yaiza suspiró y se dirigió a la puerta de su dormitorio. Estuvo frente a ella un rato, y pensó que sería buena idea hacer caso a Sebastian. Al fin y al cabo sabía que dormiría mejor si lo intentaba. Se puso frente a la puerta de su derecha y llamó con fuerza. Sandra parecía no querer abrir, pues la chica del otro lado tenía claro que su amiga estaba allí dentro. Volvió a llamar, y sólo cuando los ruidos eran bastante notorios Sandra decidió abrir. Se miraron sin expresión.
- ¿Querías algo?-Sandra tenía la voz rota, y pese a que sabía que tendría que enfrentarse de nuevo a su amiga tras la discusión, no esperaba tener que hacerlo tan pronto. Yaiza se llenó de serenidad para responder a esa pregunta.
- Hablar contigo.
- ¿Ahora quieres hablar conmigo?-protestó.
- Ahora puedo hablar contigo.-esperó con el mismo rostro serio a que Sandra le diese paso, y esta lo hizo con una mueca echándose a un lado de la puerta. Yaiza entró, con los brazos cruzados, y esperó a que Sandra decidiese dónde ponerse para hablar. Se sentó a los pies de la cama, y Yaiza decidió ponerse frente a ella. De pie.- Me importan mucho tus problemas.-comenzó.- Y aunque haya actuado como una imbécil no significa que no me importes.
- Quién lo diría.
- Lo digo yo, que soy la que tiene ese comportamiento.-Sandra la miró, y sintió que no iba a poder hacer muchos comentarios de esos sin recibir una respuesta rotunda.- Tienes razón ¿Sabes? Desde que llegamos a este... mundo, o como quieras llamarlo, no soy la misma. Y tristemente no es que haya cambiado para mejor, pero he de decir que no ha sido un cambio voluntario.-Sandra escuchaba atenta, pero no la miraba nada más que cuando su amiga dejaba de hablar.- Aún no sé cómo asimilar todo esto.-la voz de Yaiza empezaba a estar tomada, y Sandra esperaba que su amiga no rompiese a llorar de nuevo.- Tú pareces haberlo llevado bien. Sí, ya lo sé, me acuerdo de Mónaco y me acuerdo del Mónaco de ahora, y sé que no está siendo fácil. Pero desde el primer momento le has tenido a él a tu lado y has tenido claro lo que querías. Con sus dificultades, claro que sí, pero... -le costaba explicarse.- Lo que intento decir es que yo no sé cómo afrontar todo esto. Ya sabes cómo soy. Nunca nadie se ha fijado en mí, y desde el primer día les he tenido a los dos detrás, y a día de hoy sigo sin poder asumir todo eso.-se permitió guardar un largo silencio y Sandra no quiso interrumpirlo pues sabía que aún tenía mucho que decir.- Siento haberme comportado así ¿Sabes? Pero no he tenido fuerzas para contarte nada porque ni siquiera yo sé cómo comportarme conmigo misma. Y aunque te parezca una idiotez y algo repetitivo lo último que quería era aburrirte con mis historias de siempre mientras tú intentabas salir adelante con Nico. Y sé que eso no justifica que me haya comportado así contigo en otros casos. Y siento mucho que el otro día pareciese que no supiese escucharte. Lo hacía, créeme, pero mis problemas me impedían querer asumir también los tuyos, porque si ni siquiera sé controlar los míos, no sé cómo voy a controlar los de mi amiga. Y sí, repito, no es justificación, pero no he podido actuar de otra forma.
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MAPS
FanfictionTemporada 2014. Necesitaba darle un giro a su vida, y para ello se enfundó en su mejor vestido e ideó el mejor plan posible... un plan que se le iría de las manos y que acabaría llevándola a ella y a su amiga al lugar más deseado de la manera más in...