C117 - Vendetta, primera parte

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No quería despertarse ya que el motivo que le desvelaba no era el sonido del despertador. No aceptaba nada que no fuese aquel incómodo pitidito diciéndole que tenía que ponerse en pie, y cuando fue a protestar a aquello que le molestaba se desplazó hacia un lado atemorizado.

- J-joder.-Yaiza le miraba con cara de enamorada posesiva. Él se restregó los ojos esperando a que su corazón volviese a unas pulsaciones más normales.- Q-qué haces...-bostezó.

- Despertarte.-le dio un beso en la mejilla y él volvió a sentir su corazón a mil por hora.

- Ah...V-vale.-se intentó retirar de ella.

- ¿Qué tal has dormido, Sebby?

- B-bien.-volvió a temblar.- ¿Tú?

- Muy bien.-él asintió y se retiró otro poco de ella para poder sentarse sobre la cama, dejando las piernas por el lateral. Sintió a Yaiza saliendo de la cama por el otro lado, y no se atrevió a buscarla con la mirada con tal de no ver su rostro extrañamente risueño.- Son las ocho y media, deberíamos bajar a desayunar e ir tirando al circuito.-él asintió.

- Voy a mi cuarto a darme una ducha rápida, y—

- ¿Por qué no te duchas aquí?-ofrecía. Él negó apresurado.

- No tengo la ropa.-se levantó igual de rápido que negaba para empezar a vestirse.- Si tardo poco, ya lo sabes, te veo en la puerta en diez minutos.-ella asintió sonriente.- O m-mejor en el buffet ya.-volvió a asentirle y él salió de la habitación. Corrió a su cuarto y decidió dejar la ducha para después de la carrera. Se vistió a toda velocidad y bajó corriendo al buffet, alegrándose de ver allí a Kimi.- Ayúdame.-se dejó caer en la mesa cual meteorito y Kimi buscó la forma de no matarle por hacerle derramar el café.

- Qué coño pasa ahora.

- Yai.-no le sorprendió.- No sé qué le pasa, creo que me va a matar.

- ¿Eso es algo nuevo o...?

- Kimi, no sabes cómo estaba ayer cuando fui a verla.-hablaba medio tumbado sobre la mesa, y miraba hacia la puerta de vez en cuando temiendo la entrada de la chica.- Parecía una psicópata, no paraba de sonreír y decía cosas muy raras y yo no paraba de asentir como tonto. Y he dormido con ella y no me ha soltado en toda la noche, y por la mañana seguía sonriéndome y me llama Sebby.-Kimi rió.- Deja de reírte, has de ayudarme.-miraba otra vez hacia la puerta.

- ¿Qué quieres que haga yo, Sebby?

- N-no lo sé. No sé qué pretende hacerme. A lo mejor me tira por una escalera, o—

- O te jode el coche, recuerda que la tienes en el garaje.

- No sé qué planea pero estoy acojonado, y-Mierda, mierda.-Yaiza entraba por la puerta, con seriedad, pero su rostro volvió a ser alegre al verle. Le saludó con ternura y le hizo un gesto para comunicarle que iba a por su desayuno. Él sonrió nervioso y se giró a Kimi asustado.- Kimi, por favor.-el finlandés reía.

- Mira que he acabado de desayunar pero esto no me lo pierdo.-se acomodó sobre la silla y esperó a que Yaiza llegase. Hizo lo que pudo para no reírse de Sebastian, que no sabía dónde meterse cada vez que ella actuaba como una lunática junto al chico. Aceptó, por pena, acompañarles a ambos al circuito para no dejarle solo con ella, pero en la entrada Yaiza sacaba la excusa de dos entrevistas para distanciarse del finlandés.

Por respeto profesional, Yaiza dejó su juego mientras trabajaban y Sebastian nunca echó tanto de menos tener la jornada llena de encuentros con la prensa. Aprovechaba esos ratos grabando para olvidarse de ella y su actitud, pero en cuanto se ponían rumbo a otro encuentro ella regresaba a esa sonrisa y mirada que tanto le inquietaba.

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