Tuvieron suerte de dar con un taxista que lo que menos le importaba era lo que hacían sus pasajeros. Habían esperado entre nervios e impaciencia a que un coche se detuviese para llevarles de vuelta al hotel, y nada más sentarse en él decidieron recuperar el tiempo perdido lanzándose uno a los labios del otro como si fuese la primera vez que se probaban.
Yaiza se sujetaba al reposacabezas de aquellos pequeños e incómodos asientos mientras Sebastian la atraía con una mano en su nuca y la otra en su cintura. Se besaban con ansia, como si el aumentar su gesto pudiese teletransportarles o hacer de aquel compartimento algo más grande y acogedor. Sebastian había pedido al conductor que se diese prisa, tanto por llegar al hotel como por abandonar el local del que venían y cualquier recuerdo pasado que les llevase a pensar en malos recuerdos. El taxista había aceptado cumplir su deseo con un gesto de cabeza que poco confirmaba si había entendido el inglés de Sebastian, pero los volantazos que daba bien demostraban que sí. Yaiza no se soltaba del reposacabezas, pero alejaba su mano del rostro del chico para buscar agarre en el cinturón de su derecha. Agotados por los zarandeos que el coche daba contra ellos, Sebastian decidió dejar su pose lateral para situarse frente a ella, entre sus piernas, sin dejar en ningún momento de besarla y posando ahora sus manos entre su rostro y cuello. No la dejaba moverse, ayudándola en parte a no notar ningún golpe brusco de aquel coche que pretendía cumplir con las órdenes de sus inquilinos. La estuvo besando hasta hacerla olvidad el lugar en el que estaban, recibiendo el mensaje del conductor como una señal para abandonar el coche. Sebastian se llevó la mano al bolsillo trasero de su pantalón y buscó su cartera, soltando al taxista un billete que bien cubría ese trayecto y otros tantos que quisiese tomarse. Tiró de la mano de Yaiza para sacarla de allí a la vez que ella cogía su bolso como podía, golpeándose ambos con el frío de la calle y nuevamente con sus labios.
Yaiza ahora rodeaba al chico con sus brazos alrededor de su cuello, dejándole a él agarrar su cintura con fuerza. No dieron ni un paso desde que bajaron del taxi, sintiendo que el moverse entorpecería el deseo de estar unidos. Fue él el que tomó la iniciativa de andar de espaldas hacia la entrada del hotel aún pegado a ella, haciéndola reír levemente a causa de su torpeza, contagiándose él también de aquello. Se giró para comprobar que estuvo a punto de acabar empotrado contra los escalones, viendo la señal como un motivo para frenar un momento su ansia y andar con cierta naturalidad hacia el interior. Agarró de nuevo la mano de la chica para tirar de ella, cruzando la puerta del hotel como si viniese de dar un paseo relajante por la calle. Yaiza juntaba sus labios para no reír al ver a Sebastian saludar a la recepcionista, como si necesitase dejar constancia de que todo iba bien hasta su llegada al ascensor, al cual avasalló a llamadas con tal de que llegase ya. La chica tiraba de su brazo entre risas pidiéndole que se relajase, pero él negaba despotricando contra el cacharro en su lengua natal. Tiró de Yaiza otra vez cuando las puertas se abrieron, y una vez dentro no perdió el tiempo para volver a besarla.
Eran como niños, y se habían echado tanto de menos que nada de lo ocurrido hasta entonces entorpecía esa sensación de estar juntos de nuevo.
La había apoyado en la pared lateral para besarla, aunque la movió nada más cerrarse las puertas hacia las mismas simplemente por la necesidad de soltar adrenalina moviéndose. Salieron escopetados del ascensor en cuanto estas se abrieron en la planta de la chica, empotrándose esta vez con la pared de en frente. Sebastian se sonreía, y ella le imitaba pese al golpe. Ahora él se dejaba guiar por Yaiza para llegar a su puerta, en la cual se paró para buscar en su bolso la tarjeta de acceso, con dificultades. Sebastian la abrazaba por la cintura besando su cuello y su hombro, provocando que se encogiese y entorpeciese aún más su búsqueda. Le mandaba callar pese a que no hablaba, buscando que parase eso que tanto la estaba gustando. Encontró finalmente su ansiada tarjeta, pasándola mil veces por el lector hasta que éste la aceptó dándoles paso.
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MAPS
FanfictionTemporada 2014. Necesitaba darle un giro a su vida, y para ello se enfundó en su mejor vestido e ideó el mejor plan posible... un plan que se le iría de las manos y que acabaría llevándola a ella y a su amiga al lugar más deseado de la manera más in...