C53 - Una menos

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Dani decidió apagar la música. Todos se miraban, y ninguno se atrevía a hablar por miedo a decir algo inapropiado. La mayoría de las miradas se fijaban más rato en el rostro de Kimi, que mantenía sus ojos perdidos en el suelo sin entender por enésima vez la actitud de su amigo. Sandra empezaba a desesperarse al ver que nadie hacía nada, y negando con desprecio, empezó a llamar a la puerta del baño. Llamaba a su amiga, la pedía que saliese y que hablase con ella, pero Yaiza sólo lloraba, y su lamento se escuchaba de forma clara y contundente desde el otro lado.

Negándose a soportar esa tensión, Sandra abrió la puerta y entró al baño. Cerró la puerta a su espalda, y todos entendieron este gesto como un mensaje para que se fueran de allí. Sandra se abrazó a su amiga, y esta sólo se acurrucaba entre sus piernas mientras lloraba sofocada, sin poder controlar los impulsos de su cuerpo que volvían a dejarla sin respiración. Su amiga no sabía cómo consolarla, y lo único que se le pasaba por la cabeza era gritar lo estúpido que era Sebastian. Decidió optar por eso, y con cada insulto que el alemán recibía, Yaiza sentía que se lo decía a ella misma. Nada servía de solución en ese momento, y Sandra, nerviosa, decidió desistir, abrazando a su amiga y quedándose así con ella hasta que el sofoco desapareció.

No durmieron, y el resto de gente que estuvo con ellas por la noche apenas pegó ojo pese el cansancio. Eran las ocho de la mañana, y todos estaban en el hall esperando a que Sandra bajase con la chica. En hora y cuarto salía su avión, y Yaiza seguía tirada en el suelo de baño, mirando el blanco azulejo de en frente como si este tuviese un poder de retención.

- Yai, hemos de irnos ya...-la animaba Sandra desde la puerta, con sus maletas al lado. Yaiza seguía fija en la pared, y aunque estaba deseando irse de allí, no era capaz de mover un músculo. Sandra se acercó a ella y se puso de cuclillas.- No se merecen una lágrima tuya.-generalizó.- Ninguno, ya bastante te han hecho sufrir.-Yaiza negó, culpándose a sí misma de todos los males que la ocurrían, y ni siquiera Sandra la convencía de lo contrario.- Yai...

- M-me hubiese quedado.-susurró.- Si m-me lo hubiese pedido de nuevo, lo habría hecho.

- Lo sé.

- P-pero no lo hizo.-el azulejo recibía el discurso de la chica de lleno, mientras Sandra insistía en mirarla a ella.

- Porque es un imbécil, Yai.-la cogió de la mano y tiró de ella, alzándola y poniéndola en pie.- Ya basta.-la sonrió y la limpió el recorrido de sus lágrimas, y Yaiza fingió sonreír y recibió con ganas el abrazo de su amiga. Una vez estuvo más relajada, cogieron las maletas y salieron del cuarto. A Yaiza le costó dejar eso atrás, y miraba hacia los lados del rellano no queriendo ver a nadie, intentando olvidar ya toda esa vida en la que había estado metida. Consiguieron meter el equipaje en el ascensor, y cuando bajaron, lo sacaron con más problemas de los habituales. Las ganas de mover todo aquello hasta un taxi se esfumaron de golpe en Yaiza, que veía a toda la gente esperándola justo al lado. Lo último que quería era despedirse, y menos después de numerito de anoche. Miró a Sandra sin hablar, pidiéndola una explicación.- No te ibas a ir sin despedirte ¿Vale?-no aceptaba reproches, y tiró un poco de las maletas para dar vía libre al ascensor. Los demás se fueron acercando y la que estaba a punto de marcharse se mantenía de brazos cruzados, mirando al suelo.

- Con tanto equipaje a lo mejor no te dejan entrar en el avión.-intentó bromear Jenson, pero apenas consiguió media sonrisa de la chica.- Venga, no te torturamos más.-fue el primero en abrazarla, y Yaiza sintió que otra vez quería tirarse al suelo. Le abrazó con fuerza, más de la que él empleó en el mismo gesto. No quería soltarle, y cuando Jenson se apartó para dar paso a Jessica, volvió a sentir el mismo deseo. La chica ahora usó más entusiasmo en su abrazo que su novio, y le susurró mensajes de apoyo a una Yaiza que estaba demasiado concentrada en no caer. Cuando se quiso dar cuenta era Dani el que la abrazaba, y ni siquiera su radiante sonrisa era capaz de contagiarla del mismo sentimiento. La dio un beso fuerte en la mejilla, y sólo ante eso se dispuso a medio sonreír de nuevo, y para Dani fue más que suficiente. Ahora Nico era el que se separaba de su chica para abrazar a Yaiza, y con él sintió verdadera lástima. Sentía que perdía a un gran apoyo, y pese a que sabía que a Sandra la tendría siempre, dudaba en si volvería a ver al alemán, que la animaba entre susurros mientras la acariciaba la espalda. Ninguno deseaba un final como ese, y cada uno sentía una impotencia mayor por no haberle dado la despedida que se merecía y que hasta la llegada de Sebastian estaba viviendo. Se separó de Nico consiguiendo sonreírle de vuelta, pero el gesto se camufló en breve mientras se mordía al labio controlando su inminente llanto. Kimi estaba de brazos cruzados, frente a ella, esperando a que fuese la chica la que le abrazase.

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