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C76 - Disimulo

Yaiza fue a despertar a Sandra, que finalmente había recuperado las horas de sueño que asumía tenía perdidas, mientras Sebastian hacía lo propio con un Kimi que protestaba por ser molestado. Bajaron del avión con su equipaje de mano, y una vez allí cogieron un taxi para ir al hotel. El hecho de que las chicas trabajasen para Red Bull las permitía saber sin ningún tipo de dudas que compartían hotel con los pilotos, y a Yaiza le hacía especial ilusión saber que era en la misma planta que Sebastian.

Entraron al hall y organizaron todo en la recepción, recibiendo a su vez sus pases al circuito, y cuando subieron a sus respectivas plantas comprobaron que ese hotel estaba mejor preparado que el lujoso del principado. Kimi se despidió de ellos para subir a la cuarta planta mientras los otros tres se quedaban en la segunda. Sandra y Yaiza compartían pared, como siempre, pero Sebastian obtuvo una de las habitaciones más alejadas, al otro lado del pasillo.

Hablaban entre ellos, y no tenían muchas ganas de separarse pese a que era las nueve del martes y podrían aprovechar para dormir. Sebastian y Sandra entraron al cuarto de Yaiza, y siguieron charlando mientras la chica guardaba sus cosas en el armario. Dejó la mitad de las cosas de la maleta, y decidió que las guardaría una vez Sebastian se hubiese ido de la habitación por vergüenza a que el chico viese su ropa interior. Sandra se dio cuenta del detalle y se rió antes de recordad la escena de hacía una semana con Kimi en su cuarto y el chico cogiendo uno de sus sujetadores. Volvió a sentirse nerviosa, de repente, y se tuvo que sentar sobre la cama para intentar tranquilizarse mientras fingía escuchar lo que Sebastian las decía.

No consiguió concentrarse mucho, se sintió mal por ignorarles pues llevaba un rato sin intervenir. Se despidió de ellos para ir a su cuarto y colocar sus cosas, y apenas puso interés en la organización mientras volvía a recordar a Kimi y su sinfín de frases desconcertantes de los últimos días. Volvió a apretar sus labios cuando recordó la última, y negó dejándose caer en el borde de la cama mientras desistía en seguir organizando las cosas.

Optó por salir a dar una vuelta, y se dio una ducha rápida para quitarse el sudor del viaje y de los nervios repentinos. Refrescaba, así que optó por ponerse unos vaqueros y una camiseta de manga larga que descubrió le quedaba demasiado grande. No le dio importancia, y cogió una mochila con su cartera y demás imprescindibles mientras salía por la puerta.

- ¡Ey!-se asustó al oír el grito, pero nunca se alegró tanto de ver a alguien.

- ¡Dani!-se acercó a él y le dio un abrazo que le dejó sorprendido.

- ¡Qué tal! ¿Cuándo has llegado?

- Hace menos de una hora que hemos llegado al hotel, así que imagina.

- ¿Yai anda por aquí?-ella asintió y señaló la puerta de la chica.

- Anda con Seb, o al menos ahí les he dejado.-Dani abrió los ojos con pillería y rió.- Sí si, va viento en popa eso. ¿A dónde ibas?

- A pedir que me cambien el mando.-enseñó el que llevaba en la mano.- -le faltan botones ¿Lo ves normal?

- A mí en Mónaco no me funcionaba la ducha. Tanto lujo y luego...-negaron con complicidad.

- ¿A dónde vas tú?

- A dar una vuelta.-empezaron a andar.

- Pues me uno.-hablaron un poco del vuelo de cada uno hasta que llegaron a recepción, en donde el chico se puso a pedir un nuevo mando. Reía con ironía al ver que la recepcionista desconfiaba de si el chico lo había roto por su cuenta, y sólo cuando le dio por mirar a Sandra, que permanecía con cara de asesina a su lado, no se decidió a darle uno nuevo. Se despidieron de la mujer con un irónico gracias, y Sandra se ofreció a guardarle el mando en su mochila hasta que regresasen. Anduvieron por los alrededores del hotel, y decidieron alejarse un poco para ver mejor la zona.- ¿Qué tal por Mallorca?-Sandra cogió aire mientras se dejaban caer en un banco.