La lluvia torrencial que caía sobre ella sólo empezó a causar efecto en su cuerpo una vez se hubo callado. Avergonzada, y afectada también por el temor a oír una respuesta, se dejó llevar por los temblores de sus piernas y la ausencia de fortaleza física para bajar la mirada al suelo. El observar tan de cerca y de manera tan fija a Kimi no la hacía bien por ningún lado. Todo el mareo que había atacado al chico durante su discurso se trasladaba a su propio cuerpo para recordarla que lo que acababa de hacer era una auténtica locura.
Inconscientemente, ignorando también el tiempo que transcurría entre pensamiento destructivo y sensación negativa, Sandra pidió a sus piernas que la desplazasen unos metros hacia un lado. Le llevó más tiempo el conseguir trasladarse esa distancia que el pedir a sus piernas que no la fallasen y se pusiesen en marcha, y una vez allí, se dejó caer en un banco bajo el techo del porche. Lo primero que sintió al tocar el asiento fue un frío tan feroz que un escalofrío bien parecido a una corriente eléctrica recorrió su cuerpo desde los dedos de los pies a su último cabello. Se había ausentado de lo que la rodeaba para esconderse en la tortura de su mente. Se arrepentía de haber ido hasta allí, de haber dicho todo a lo que su garganta había dado paso, y sobre todo, se avergonzaba de haber mirado a Kimi a la cara esperando comprensión.
Ni tenía fuerzas para ello ni la valentía para regresar sobre sus pasos, pero sentía la necesidad de volver a encararse a Kimi para pedirle que olvidase todo lo que acababa de pasar con tal de no estropear aún más las cosas de lo que ya estaban.
Quiso girar el rostro en busca de la puerta en donde le había dejado. Ni fue capaz de hacerlo, ni supo en realidad si el chico seguía allí. Empezó a preguntarse, con tal de ignorar el odio que sentía hacia sí misma, si Kimi en realidad habría escuchado todo lo que había dicho o si en cambio había estado observándola para simplemente esperar que acabase y poder cerrarle la puerta en las narices. Se dio cuenta con esa idea de que no sabía si la puerta seguía abierta o si, en cambio, su imaginación se basaba en una realidad en la que el finlandés había cerrado cualquier posible unión entre ambos.
Y todo era una mezcla de sus pensamientos. Cuando Sandra se giró para buscar un lugar en el que dejarse caer, Kimi la seguía observando tan anonadado y petrificado como cuando hubo abierto la puerta, encontrando a la persona que menos esperaba ver tras ella. No fue capaz de seguir su camino cuando Sandra empezó a alejarse del frente, el vacío que la chica dejaba era más fuerte y le mantenía hipnotizado mientras su subconsciente repetía una y otra vez las palabras recientemente escuchadas. Su mano en cambio, tras varios segundos de sin sentido, decidió adquirir las únicas fuerzas que parecían rondar por aquella zona de Finlandia para agarrar el manillar y encerrarle dentro de la casa. El ruido caudaloso de la lluvia dejó de entorpecer unos pensamientos que ahora se repetían con mayor nitidez en su mente, algo que le llevó a pensar de forma fugaz en abrir de nuevo con tal de ocultarlos. Se apoyó en el lateral del vestíbulo, mirando al suelo y dejando que sus pulmones se encargasen por cuenta propia de buscar una regularidad a su respiración. A medida que la energía de su cuerpo se ponía en marcha, Kimi sentía que sus piernas fallaban un poco más que antes y que ahora en cambio no tenía dónde sujetarse. Se apoyó sobre sus rodillas, agachándose con el torso levemente hacia delante en busca de un equilibrio. Una vez se hubo estabilizado físicamente, alzó las manos para llevarlas a su cara y cubrirse con ellas. Impedía el paso al oxígeno que tanto ansiaba, acelerando de nuevo sus pulsaciones y el funcionamiento de unos pulmones esa noche castigados. Sentía que sus ojos ardían, apretándolos con la yema de sus dedos para evitar tanto el quemazón como que un llanto claro escapase de sus cuencas.
Se negaba a llorar entre súplicas a su conciencia para dejar de torturarle de aquella manera. Susurraba a su mente de manera que sólo esta pudiese oírle, pidiéndole que por favor le mandase un indicio de que en realidad dormía y todo se trataba de una horrible pesadilla. Quería olvidar todo lo que acababa de escuchar a través de esa puerta, pero cada palabra volvía una y otra vez al frente, cada vez en un tono más alto y cada vez con más poder de hacerle caer. Retiró las manos de su rostro para centrarlas en su boca en forma de rezo. Negaba ligeramente, con los ojos abiertos hasta su límite, buscando sin sentido que al no pestañear el clima secase sus lágrimas ancladas, empeorando en cambio su intención por retenerlas. Los cerró con fuerza, negándole el paso a cualquier signo de debilidad, abriéndolos solo y exclusivamente cuando al cabo de los minutos, Yaiza se posaba justo frente a él.
ESTÁS LEYENDO
MAPS
FanfictionTemporada 2014. Necesitaba darle un giro a su vida, y para ello se enfundó en su mejor vestido e ideó el mejor plan posible... un plan que se le iría de las manos y que acabaría llevándola a ella y a su amiga al lugar más deseado de la manera más in...