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C43 - Por separado

- Disculpe.-Nico miró a la señora del hotel con cara de pocos amigos. Eran las ocho de la mañana, aún tenía media hora por delante de sueño antes de volver a Barcelona, y no comprendía como aquella mujer podía estar interrumpiéndole.- Es usted el señor Rosberg ¿Verdad?-él asintió sin muchas ganas.- Creo que ha de bajar con nosotros.-tan sorprendido como asustado, le pidió cinco minutos a la mujer para ponerse algo de ropa. Cogió el móvil y la cartera, y justo en el rellano le esperaba la misma mujer con su carpeta esperándole.

- ¿Pasa algo?-quiso saber antes de seguir andando. Ella ladeó su boca en respuesta, y no aclaró nada a Nico, que seguía tan preocupado como cuando cerró la puerta para cambiarse. Bajaron por las escaleras mientras intentaba retenerse atrás para no hacer frente a lo que pasase. Llegaron al vestíbulo, en donde varios trabajadores cuchicheaban en la recepción. Él miraba a todos lados en busca de lo que le había despertado.

- Lleva ahí desde poco después de las dos de la madrugada.-Nico miró a la mujer que le explicaba, y esta señaló con la mirada a una chica tumbada en uno de los sofás. Dormía, y sin embargo su rostro y su cuerpo mostraban de todo menos descanso.- Le hemos visto con ella varias veces, y pensamos que usted podría...-no quería ser desagradable con él, y Nico entendió que fue un detalle que le llamasen a él en vez de echarla de allí.- No queríamos despertarla.-asintió a la mujer y se fue de su lado. Ella corrió a la recepción a observar todo con sus compañeros, y Nico se acercó a los sofás poco a poco. Se agachó a su lado, y la observó un rato, más preocupado ahora que antes.

- Yai...-la cogió de la mano, intentando así despertarla, pero ella no se movía.- Yai, eh.-lo hacía con toda la ternura que podía, y la chica abrió un poco los ojos, mirando con lamento al chico que la despertaba.- Qué haces aquí...-Era como si no hubiese dormido nada, pues su rostro seguía igual que antes de llegar al hotel. Sentía que había cerrado los ojos de madrugada y los había abierto de nuevo ahora, cual largo pestañeo que no la evadía de sus pensamientos. Se mordió el labio intentando no llorar desde primera hora de la mañana, pero Nico decidió que debía hacerlo, y se sentó con ella abrazándola, sucumbiendo ella ante su disgusto en sus brazos. No la presionó, la dejó desahogarse para poder articular palabra en el momento oportuno.- Qué ha pasado.-la movió de él para que su rostro quedase frente al suyo. Ella no tenía más lágrimas dentro, pues se habían esfumado durante la noche, y sin embargo las fuerzas parecían haberse ido con ellas, abandonándola con sus recuerdos.

- N-nico.-el chico cogió aire después de retener su respiración expectante. Se imaginaba lo peor, y el conocer el estado de su amigo el fin de semana no ayudaba en nada a la idea de ánimos que buscaba darle a Yaiza.

- Qué ha pasado.-insistió. Y ella se volvió a morder su tembloroso labio mientras intentaba que sus ojos hablasen por ella. Nico captaba cada señal que ella le lanzaba, y todas le parecían tan negativas que prefería ignorarlas y oírla hablar. Intentaba buscar las palabras en su garganta para pronunciarlas, y eran tan duras en su cabeza que era incapaz de abrir la boca. Recordaba al chico pronunciándolas, y todo lo que suponía escucharlas.

- N-no quiere v-verme.-hablaba tan bajito que Nico se esforzaba aún más en intentar escucharla. No quería hacerla repetir nada, y sin embargo lo sorprendente de la frase no le dejó más remedio que insistir.

- ¿Cómo?

- No quiere verme, Nico. D-dice que no q-quiere volver a verme.-se ahogaba entre sus propias palabras. El chico cerró los ojos intentando entender el qué llevó a su amigo a decirle eso.- Me quiero morir—

- No digas eso.-la ayudó a pausar.- Yai—

- S-soy una imbécil.-Nico sabía que no iba a parar de autodestruirse.- Todo es por mi culpa—