Se puso en marcha hacia su garaje para de forma inútil evadirse de sus problemas. Yaiza no le había confirmado ni denegado nada de lo que le había dicho, siendo su silencio la única respuesta que obtuvo tras sincerarse ante ella.
En Red Bull había trabajo que hacer. Demasiado para todo el tiempo que sentía que perdía pensando en cosas que no tenían nada que hacer con su coche. Se sentía más tranquilo consigo mismo tras haber hablado con Yaiza, dándole las gracias por el último empujón a Dani en cuanto pasó por su lado. Lo hizo con un simple gesto de su mano en su nuca, acompañándolo de una leve sonrisa cuando pasaba por su garaje para salir del Pit Lane a última hora de la tarde.
Regresaba al hotel para intentar descansar, viendo con buenos ojos el dejarse caer en su cama y no salir de ella hasta que hubiesen pasado días. No bajó a cenar, pese a las llamadas constantes de Kimi para hacerle ir a ello. Se sentía mal al no responderle. Ya no sólo por las intenciones de su amigo en ayudarle, sino porque sabía que Kimi seguramente también necesitaba desahogarse respecto a sus problemas. Pensar en ello le hacía recordar que Dani le había contado la verdad al respecto, lo que le dejaba en una posición de secretismo que empezaba a odiar entre Sandra y Kimi. Había conseguido mantener su secreto frente a Yaiza, pero ahora sentía que engañaba a Kimi al no decirle nada. Sin embargo tampoco quería traicionar a Sandra y a cuales fuesen sus intenciones.
A sus comeduras de cabeza se le añadieron los ruidos de su estómago suplicándole comida. Le dolía el cuerpo y volvía a torturarle la cabeza. Mientras se levantaba a primera hora de la mañana para darse una ducha recordaba que no es que no hubiese cenado, sino que tampoco había comido.
Los mareos con los que su cuerpo le avisaba de que no estaba bien ya eran costumbre. Ni se preocupaba en agarrarse a ningún lado para evitar caerse redondo al suelo. El frío de la ducha consiguió calmar esa sensación de debilidad mientras que entretenía a su cabeza con más torturas. Seguía necesitando hablar con Yaiza, pero esta vez necesitaba más escucharla a ella que dejarse escuchar. Sentía que había echado de menos muchas cosas en el día anterior cuando llegó a Lotus para hablar con ella. Se había conformado hasta ese momento con haber visto a la chica dispuesta a escucharle, aunque a esas alturas eso era algo inútil al recordar que ella no se había pronunciado en ningún momento.
No quería aferrarse a sus discusiones, a lo que pudiesen decir en caliente ninguno de los dos, ni siquiera para bien. Necesitaba más que nunca que Yaiza le dijese cómo veía todo aquello, esperando aunque fuese una verdad dolorosa que al menos aclarase sus miles de dudas, las cuales se afianzaban con el paso de las horas.
Tenía miedo de decírselo a Kimi, de confirmarle que cada vez sentía conocerla menos al sentirse tan distante. Esperaba que como su amigo le dijo todo fuese a causa del momento que vivían, deseando que en el momento menos pensado todo diese un giro hasta su situación pasada en donde apenas dejarían de sonreírse llenando su cupo de felicidad. Ahora sin embargo veía una simple sonrisa como un tesoro al que no podía llegar por no tener un mapa que ella escondía bajo llave.
Se sentía el principal culpable de no tener acceso a ello, pero tampoco sabía cómo pedírselo. Había hecho todo lo que estaba en su mano. Esperaba hablar, como esperaba hacía días. Hablar las cosas, ver lo bueno y lo malo que había dejado todo aquello a lo que estaba dispuesto a olvidar si ella aceptaba. Y por un momento sintió que esa conversación era posible. La vio entrar por la puerta del buffet, en donde él llevaba ya un rato ahogado en su propio lamento. Sabía que ella le había visto a él porque llevaban segundos sin ser capaces de desviar su mirada, y aun así sentía que no daba con él en la distancia y que él no daba con ella.
Kimi iba a su lado. Había intentado hablar con la chica al ir a buscarle, pero Yaiza parecía no querer sacar nada en relación al día anterior. Algo que le inquietaba de tal forma que alargaba lo más que podía su llegada a la mesa de Sebastian, a la cual ella se dirigía de forma directa. Sebastian dudó en si levantarse con su llegada, como si se tratase de una cena de gala, limitándose por sus dudas a echarse hacia atrás en la silla y dejar espacio a lo que ella pudiese hacer. Pero se limitó a tomar asiento a su lado.
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MAPS
FanfictionTemporada 2014. Necesitaba darle un giro a su vida, y para ello se enfundó en su mejor vestido e ideó el mejor plan posible... un plan que se le iría de las manos y que acabaría llevándola a ella y a su amiga al lugar más deseado de la manera más in...