C182 - Chasing Cars

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Era el momento de celebrar, y por eso tanto Sandra como Lewis iban a hacer todo lo posible para que todos formasen parte de esa labor. Ocuparon la zona de descanso que les correspondía desde un primer momento, y nadie quiso evadirse de esa colocación durante un largo periodo de tiempo.

Las conversaciones iban y venían, cada cual más alejada de la anterior. Los dos organizadores del evento disfrutaban al mismo nivel de que, al menos por entonces, todo fuese tal cual lo previsto, hasta con sus pequeños puntos negativos incluidos. Desde un inicio, tanto Yaiza como Sebastian estuvieron tan ausentes como se les esperaba, evitando caer en la tentación de compartir una mirada que les incomodase. En consecuencia, Kimi abandonaba de manera habitual todos los temas tratados en el grupo para asistir a su amiga de manera visual, y de vez en cuando con alguna frase corta, con tal de regresarla a la Tierra.

Ese primer apartado en la celebración sólo se vio interrumpido cuando Nico decidió ponerse en pie para ir a comprobar cuál era el menú que el recinto les ofrecía. Su olfato no le defraudó, y con motivo de haber llegado el primero a la amplia barra de alimentos, se tomó la libertad de inspeccionar cada plato que estaba dispuesto a consumir. A los pocos segundos llegaron tras él un Jenson y un Lewis muy interesados en sus conocimientos culinarios que de poco servían, pues allí todos cogían de todo para sacar sus propias conclusiones.

Unos pasos a un lado, y también llevándose a la boca muestras de aquellos canapés y montados que se ofrecían, Dani retenía a una Sandra a la que no iba a permitir escaparse tan pronto. La daba conversación infinita, en consecuencia de todos esos momentos que el australiano aseguraba haber sido abandonado por su amiga. Sandra, alegre como la que más aquella noche, no tenía la intención de alejarse de él por ningún motivo, pues al menos tenía risas aseguradas.

Y pese a que Nico y su grupo de comida también compartían humor en su rincón, eran los únicos que lo iban a hacer durante la hora de la cena.

Yaiza, pretendiendo comer un poco de todo pero abandonándolo tras el primer mordisco, iba acompañada de un Kimi que sacaba cualquier tema posible que provocase la reacción de la chica. Sólo quería escucharla, al menos mantenerla viva y evitar que pudiese alejarse a cualquier rincón con sus pensamientos. En parte lo conseguía al recibir sus palabras, pero no iba más allá. Justo en frente, un poco alejado y beneficiado por la penumbra de la zona, Sebastian la observaba ya asumiendo que era inútil evitarlo.

Estaba tan abatido ante su presencia que ni el simple hecho de que Kimi la acompañase conseguía hacerle cambiar de foco. Sólo tenía ojos para ella, y pensamientos para dedicarse un poco más de odio.

La veía tan cabizbaja como la había imaginado cada día, y como se la había encontrado también a cada instante. Le dolía saber que ni Kimi ni el motivo de la celebración en la que se encontraban eran suficientes para sacarle alguna sonrisa de la cual estaba seguro ser poseedor. Pues si algo sabía es que era el causante de su malestar. De eso no tenía la menor duda.

A medida que pasaban los minutos todos se iban amoldando a la nueva localización. La penumbra inicial, causada por la comparación de luminosidad de la que procedían, se había acostumbrado ya en sus ojos divisando cualquier cosa sin el menor problema. Y hasta Sebastian veía mucho más nítida, a su pesar, a una Yaiza cada vez más ausente.

Kimi se quedaba sin ideas a las que recurrir para traer de vuelta a su amiga. Más de una vez miró al lado opuesto esperando que por algún motivo ya fuese Sandra o cualquier otro estuviesen observándoles para poder pedirles ayuda, pero allí todos celebraban demasiado como para preocuparse del que se negaba a hacerlo.

Porque Yaiza de lo que menos tenía ganas era de disfrutar de algo. Y pese a que se había prometido fingir firmeza, tanto por ella misma como por Kimi y los dos anfitriones de la fiesta, a cada rato la fuerza se iba escapando por sus poros dando de lleno con el ser que tenía en frente.

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