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C26 - Todos para una y una para todos

- ¿Estás mejor?-el largo silencio que había acompañado al llanto de la chica no podía extenderse más, y Nico tuvo la necesidad de interesarse en ella un poco más. Se retiró de su pecho y le miró mientras se secaba el rastro de lágrimas de su cara. Asintió con una sonrisa tímida, y él hizo lo mismo.- ¿Por qué estabas aquí sola?

- Me apetecía estarlo.

- Pero para eso mejor un cuarto ¿No crees?

- No me apetecía ir al cuarto. -demasiados recuerdos, y muchos de ellos demasiado recientes como para pasarlos por alto. Nico había adoptado la misma postura que ella, que volvía a tener sus piernas juntadas sobre el suelo mientras que su cuerpo se echaba hacia delante. El chico escondió el largo pelo de Yaiza por detrás de la oreja para verla mejor y asegurarse de que seguía siendo tan preciosa como él recordaba. Sonrió.

- No es justo que tú llores y el resto apenas sufra.-quiso preguntarle si esas palabras se referían a que Nico le deseaba el mal a los dos chicos, pero la idea le hizo gracia pues tenía clara la respuesta.

- A lo mejor ellos también sufren, pero no van llorando por las esquinas como yo.

- Es tu forma de desahogarte. No te tienes que avergonzar por ello.-la facilidad con la que Nico siempre encontraba la forma de hacerla sentir bien era algo que no tenía calificativos para Yaiza. Nico seguía retirando su pelo de la cara.- Y dudo que ellos sufran tanto como tú.

- Seb lo está pasando bastante mal.-quiso romper una lanza a favor del alemán, y aunque a Nico no le hizo mucha ilusión saber que se equivocaba, decidió no darle importancia.

- Sea como sea, no mereces estar aquí sola llorando.

- Ya no lloro sola, estás tú conmigo.-posó su mano sobre su rodilla y sonrió. Pese a que no era la primera vez que lo hacía, no encontraba la forma correcta para darle las gracias por estar siempre a su lado. Aun sabiendo que él era el que peor lo podía llegar a pasar de todos.

- Siempre.

Pese a que su teléfono tenía varias llamadas perdidas, entre ellas de Sandra y de Lewis, decidió meterse en la cama una vez se hubo despedido de Nico en la puerta, pues el chico se había ofrecido a acompañarla. Tal vez por motivo del cansancio que la poseía se quedó dormida en el acto, dando gracias a la mañana siguiente por haber puesto el despertador a tiempo. Se levantó a las ocho y se pegó una ducha muy rápida. Se secó el pelo al mismo tiempo que Sandra pasaba a recogerla para ir a desayunar.

Comieron solas, pues los chicos o seguían durmiendo o estaban de camino al circuito. Era día de entrenamientos, y a las chicas les tocaba supervisarlos desde Ferrari. Cuando llegaron al garaje de la escudería el caos era del nivel del de Lotus la última vez. Los mecánicos iban y venían y ninguno parecía llevar buenas noticias. Antes de que les dejasen salir a pista, Fernando y Kimi daban vueltas por sus garajes concentrados. Las chicas estaban en medio de ambos, y Kimi una vez dirigió la mirada a ambas. Las chicas hicieron una mueca como forma de saludo, y él alzó las cejas como forma de desesperación por lo que le esperaba por delante. Le avisaron para coger posición y se colocó el mono antes de entrar al coche. Estuvo ahí cinco minutos hasta que destaparon las ruedas para dejarle salir. Al minuto lo hizo Fernando, y ellas se movieron más libremente por el garaje.

La sesión era caótica, y si bien sólo Fernando parecía acercarse a los coches de arriba, Kimi permanecía en el limbo sin ser capaz de llevar su Ferrari a un puesto decente. Las chicas se miraban con desilusión, y en parte Yaiza agradecía esa conexión con su amiga, a la que veía finalmente ir aceptado al finlandés también fuera de la pista.